Me considero nacionalista cultural, creo que debe haber medidas de discriminación positiva hacia el gallego para evitar su desaparición, y creo que los poderes públicos deben promover el mantenimiento de la tradición cultural gallega (literatura y música sobre todo). Me encanta la variedad en casi todo, y me gustaría conservarla para la generación que viene detrás mía.
Dicho lo cual, no soy independentista, las fronteras me parecen odiosas, me parecen repelentes, y que sólo sirven, y sólo para eso, para proteger los intereses de ricos frente a pobres, aunque esa riqueza y esa pobreza sean relativas.
Y más aún, el nacionslismo vasco que representan ETA y sus partidarios me parece lo más bajo que se puede caer. Nada hay peor que vivir bajo la amenaza de muerte por tus ideas, nada hay más bajo que no comulgar con ellos y tener que callarte porque anoche has visto en la televisión el cadáver de otro que tampoco comulgaba con ellos.
Si lo quiere alguien más clarito: Los de ETA y los que los apoyan son unos hijos de mala madre que no merecerían nada más que la cárcel (algunos) o el exilio (los otros).
Y que quede claro, que si critico al PP por algunas cosas con las que no estoy de acuerdo (como el cierre de algún periódico, o la ley de partidos) es porque creo que a ellos se le puede exigir que sean justos. Pero que nada de eso tiene nada que ver, ni de lejos, con las actuaciones asesinas de los que tienen en frente, lo que los españoles tenemos de frente, lo que yo tengo de frente.
Y lo digo porque me he enterado que gentes a quienes conozco virtualmente están entre los amenazados. Quiero que ellos en particular tengan muy claro que tienen todo mi apoyo moral, aunque eso no sirva para nada. Y que mi público apoyo a determinadas posturas nacionalistas no deben ser nunca sacadas de lo que yo digo, y me refiero a la literalidad, no a las interpretaciones que nadie quiera hacer de ellas.
Para un libertario (y así es como pienso en mi mismo) no hay nada más 'maligno' que el asesinato, es la negación de todas las libertades. Las fronteras, a otro nivel, me resultan igualmente odiosas.