Lo he visto hoy, de nuevo, lleva cuatro días rondando la puerta de su amada como alma en pena. A menudo le escucho llorar o lamentarse en voz baja. Ella no es libre, está retenida dentro de una cruel alambrada aunque también ansía verlo.
Apenas si pueden verse a través de la fatídica barrera, por breves momentos llegan a tocarse, pero sus cuerpos les piden un contacto más profundo que les está vedado. Ella rompe el contacto cuando escucha un sonido en su casa y se aleja, sabe que eso no le está permitido y teme que la descubran, él se queda junto a la alambrada, viéndola irse, gimiendo pegado a la brarrera, a veces mordiéndola con furia y desesperación. Nunca se aleja demasiado, apenas come y soporta estoicamente la lluvia el viento y el frío, sólo lo veo alejarse cuando las condiciones son realmente desagradables, y no por mucho tiempo.
Hoy estaba llorando cuando pasé, ella estaba dentro, mirándolo, impotente. El comenzó de nuevo a lamentarse lastimosamente. Al final la situación se me hizo insoportable y decidí intervenir, llamé a mi perra en celo y la encerré y abronqué a ese pretendiente que hace cuatro días que no deja de quejarse al lado de mi ventana. Como mañana siga así lo alejo a pedradas.
Apenas si pueden verse a través de la fatídica barrera, por breves momentos llegan a tocarse, pero sus cuerpos les piden un contacto más profundo que les está vedado. Ella rompe el contacto cuando escucha un sonido en su casa y se aleja, sabe que eso no le está permitido y teme que la descubran, él se queda junto a la alambrada, viéndola irse, gimiendo pegado a la brarrera, a veces mordiéndola con furia y desesperación. Nunca se aleja demasiado, apenas come y soporta estoicamente la lluvia el viento y el frío, sólo lo veo alejarse cuando las condiciones son realmente desagradables, y no por mucho tiempo.
Hoy estaba llorando cuando pasé, ella estaba dentro, mirándolo, impotente. El comenzó de nuevo a lamentarse lastimosamente. Al final la situación se me hizo insoportable y decidí intervenir, llamé a mi perra en celo y la encerré y abronqué a ese pretendiente que hace cuatro días que no deja de quejarse al lado de mi ventana. Como mañana siga así lo alejo a pedradas.
01:00 del 2004-04-01 #
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