Todos comimos chuletón, desde el crudo de Vendell al quemado que me pedí yo. Eran enormes y salía a uno para cada dos, excepto pjorge que se comió uno él solito.
Al final apareció, de los blogalitas, también Eledhwen. Y un chico muy raro compañero de avión de Rvr, tan raro, pero tan raro, que no tenía bitácora... Espero que algún comensal con más memoria que yo pueda poner su nombre completo, yo sólo puedo decir que era un magnífico contertulio cargado de buenas anécdotas y que es periodista de los que van por libre.
Conversaciones de todo tipo, como siempre, pero en mi esquina de la mesa se habló mucho de lenguas orientales, algo de ciencia ficción y un poco de tecnología y, por supuesto, de bitácoras.
¿Dios? Pues muy majo.
La anéctoda de la noche sucedió en la mesa de al lado, un venerable anciano de 86 años que al final de la cena se cayó al suelo dándonos un susto a todos. Y el hombre, muy amable, se disculpó con nosotros por la interrupción. Cuando salía quiso dejarnos pagada una botella de champán sin decirnos nada, el camarero vino a informarnos y tuvimos que rechazarla por tener que conducir casi todos, así que lo que hizo fue pagarnos una ronda de cafés... Si algún día llego a su edad quisiera hacerlo conservando ese sentido de la caballerosidad y amabilidad.
Al final apareció, de los blogalitas, también Eledhwen. Y un chico muy raro compañero de avión de Rvr, tan raro, pero tan raro, que no tenía bitácora... Espero que algún comensal con más memoria que yo pueda poner su nombre completo, yo sólo puedo decir que era un magnífico contertulio cargado de buenas anécdotas y que es periodista de los que van por libre.
Conversaciones de todo tipo, como siempre, pero en mi esquina de la mesa se habló mucho de lenguas orientales, algo de ciencia ficción y un poco de tecnología y, por supuesto, de bitácoras.
¿Dios? Pues muy majo.
La anéctoda de la noche sucedió en la mesa de al lado, un venerable anciano de 86 años que al final de la cena se cayó al suelo dándonos un susto a todos. Y el hombre, muy amable, se disculpó con nosotros por la interrupción. Cuando salía quiso dejarnos pagada una botella de champán sin decirnos nada, el camarero vino a informarnos y tuvimos que rechazarla por tener que conducir casi todos, así que lo que hizo fue pagarnos una ronda de cafés... Si algún día llego a su edad quisiera hacerlo conservando ese sentido de la caballerosidad y amabilidad.
01:00 del 2004-04-20 #
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