Desde niño me han gustado las tormentas, creo que tiene que ver con el romanticismo que siempre me ha atraído, Becker, Rosalía de Castro, Espronceda (me encanta El estudiante de Salamanca) y algunos otros extranjeros de la misma época están entre mis autores favoritos. Me han gustado siempre los ambientes oscuros y tortuosos que describían, las tormentas, las rompientes con mares embravecidos, los cementerios...
Aún conservo parte de ese gusto por lo romántico, aunque en los últimos años me haya ido yendo hacia paisajes y colores más luminosos, digamos que me gusta ya mucho más La Comarca que Mordor.
Y lo de las tormentas me ha seguido gustando hasta que he tenido módem, ahí se acabó, dos quemados y ahora una tormenta significa quedarme sin conexión a internet, porque lo apago en seguida. Y más aún si, debido a graves problemas estructurales que no piensan resolver, me quedo sin suministro eléctrico buena parte de la tarde-noche como ha ocurrido hoy. Es increíble pero ya no sé que hacer si no tengo electricidad, ni televisión, ni radio, ni ordenador, ni internet, ni siquiera luz para poder leer.
A cambio tengo el espectáculo de los rayos, pero no compensa.
Eso sí, hay alguno magnífico, esto es un fotograma de una película de dos minutos que gravé con la cámara, en esos dos minutos tengo media docena de relámpagos grabados, no es como sacarles fotos, pero sin trípode no se pueden hacer las largas exposiciones necesarias y tampoco tengo un ojo de pez para poder cazarlos en toda su amplitud.
Como pequeño fotograma no tiene mucha calidad ni valor artístico, aún así me ha hecho ilusión verlos y grabarlos. Éste es el que ha quedado mejor:

Los cables que se ven son de suministro eléctrico y de teléfono, y los de teléfono no tienen ningún tipo de filtro contra sobretensiones, así que es fácil imaginar que sucede si algún relámpago cae cerca de uno de esos cables. Y no tiene que ser cerca de casa, las sobretensiones viajan muy bien a lo largo de kilómetros de cable.
Aún conservo parte de ese gusto por lo romántico, aunque en los últimos años me haya ido yendo hacia paisajes y colores más luminosos, digamos que me gusta ya mucho más La Comarca que Mordor.
Y lo de las tormentas me ha seguido gustando hasta que he tenido módem, ahí se acabó, dos quemados y ahora una tormenta significa quedarme sin conexión a internet, porque lo apago en seguida. Y más aún si, debido a graves problemas estructurales que no piensan resolver, me quedo sin suministro eléctrico buena parte de la tarde-noche como ha ocurrido hoy. Es increíble pero ya no sé que hacer si no tengo electricidad, ni televisión, ni radio, ni ordenador, ni internet, ni siquiera luz para poder leer.
A cambio tengo el espectáculo de los rayos, pero no compensa.
Eso sí, hay alguno magnífico, esto es un fotograma de una película de dos minutos que gravé con la cámara, en esos dos minutos tengo media docena de relámpagos grabados, no es como sacarles fotos, pero sin trípode no se pueden hacer las largas exposiciones necesarias y tampoco tengo un ojo de pez para poder cazarlos en toda su amplitud.
Como pequeño fotograma no tiene mucha calidad ni valor artístico, aún así me ha hecho ilusión verlos y grabarlos. Éste es el que ha quedado mejor:
Los cables que se ven son de suministro eléctrico y de teléfono, y los de teléfono no tienen ningún tipo de filtro contra sobretensiones, así que es fácil imaginar que sucede si algún relámpago cae cerca de uno de esos cables. Y no tiene que ser cerca de casa, las sobretensiones viajan muy bien a lo largo de kilómetros de cable.
01:00 del 2004-05-20 #
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