No sólo por mi parte, si no por todo el grupo.
Y es que ha sido una tarde de mucho cansancio, muchísimo calor, muchísimo sudor, horas interminables de espera, y la actuación que nos la han puesto después del partido de España con lo que sólo han venido chiquillos, que sólo se ríen con gags del protagonista y que pasan completamente de los magníficos giros y chistes de guión. En esas condiciones me he dedicado a apurar mis diálogos (yo no soy personaje que pueda hacerlos reír) para acabar cuanto antes.

Al final he salido de casa a las 3:30 de la tarde y he vuelto a la 1:30, hastiado, agotado y enfadado. Mi próxima, y ya última, representación será el 27 de septiembre. Si vuelvo al teatro será en algún grupo de Santiago, donde no tenga que perder una tarde por un ensayo de dos horas. Pero como pronto será tras el verano, ahora quiero relajarme unos cuantos fines de semana, después decidiré, me encanta el teatro y me gustaría seguir, pero también hay otras muchas cosas que me gustan y para las que carezco de tiempo.