Mi ánimo está a juego, en el curre el trabajo se me acumula hasta el punto de tener que plantearme hacer horas extras que nadie me pagará, y ni siquiera me agradecerán. Pero o las hago o la semana que viene será insufrible.
Dos compañeros de trabajo van a ser ascendidos, sus méritos son los mismos, no ser mejores que los demás, pero sí trepas, y aficionados a mandar (un trabajo que en general disgusta a la gente normal) Ninguno de los dos tiene la simpatía de ninguno de sus compañeros, pero quizá es eso lo que hace que asciendan, son lo bastante XXXX como para vender a sus compañeros si hace falta, de hecho ambos lo han hecho más de una vez. En junio intenté jugar al mismo juego, y señalé al jefe algunos errores que ellos cometían y que señalaban en los demás. No sirvió de nada, y yo terminé pagando consecuencias. Fue el mes más desagradable en mucho tiempo. Tras las vacaciones me lo tomo con más calma, ya sé que no puedo jugar a eso, que tienen la confianza del jefe y que siempre llevan las de ganar.
El nivel de trabajo ha subido a límites insospechados, un cúmulo de errores en los programadores ha dado lugar a varias versiones del programa llenitas hasta arriba de fallos enormes. El nivel de llamadas atendidas práciticamente se ha duplicado frente a un mes normal, y aún así tenemos numerosas llamadas que no damos atendido. El estress es ya excesivo, el hecho de que los trepas hayan sido ascendido no ayuda en el ánimo de nadie, casi todo el mundo salvo ellos dos se está planteando un cambio de empleo, yo incluído.
Las promesas de cambio se han diluído todas, no hemos tenido formación, no hemos tenido rotación de puestos (y ya no la habrá, o los jefes tendrían que hacer trabajo sucio, y se han preparado el camino para hacer sólo el trabajo que puede ser visto desde el exterior, el que llama la atención de los jefazos sobre ellos) Las promesas de cambio de la nueva empresa han dado paso a la misma rutina de siempre, y no parece haber salida.
Sigo con el mismo plan que en Agosto, seguir por lo menos hasta terminar el año, tres meses más, y ver si con la renovación de contrata hay algún cambio, luego solicitaré el cambio de proyecto y si no es posible empezaré a mirar el cambio de empresa. Aquí no hay más futuro que el mismo trabajo rutinario con el mismo salario bajo. La cercanía a mi casa y el horario sin apenas horas extras (total nunca las pagarían) no son alicientes suficientes para continuar. Me hago viejo, o cambio algo o este nivel de puesto de trabajo será el que me quede ya para el futuro, no tengo demasiadas aspiraciones, no soy ambicioso, pero tampoco quiero estar con 50 años respondiendo ese maldito teléfono.
Pero bueno, tampoco es todo tan horrible, mañana quizá vea el sol, es viernes y ya no trabajo los viernes por la tarde, quizá el ánimo de hoy sólo sea el resultado de una semana agotadora. Quien sabe...
Mañana cuando anuncien los ascensos (si es que tienen la cara necesaria para hacerlo) creo que aplaudiré. Que lo tenga que tragar no significa que deba hacerlo con una sonrisa.