Hoy me ha llamado un cliente habitual, uno que una vez incluso pasó por la sala donde trabajamos.
Ha habido una pausa para hacer una descarga, y en ese tiempo, un par de minutillos, hemos intercambiado varias frases. Pongo una versión aproximada de la conversación:
- ¿Y por ahí sigue siendo una casa de locos?
(yo sorprendido)
- Mas o menos igual
- Es que cuando pasé por ahí quedé alucinado, nunca había visto tal ajetreo, quería saludaros a todos, pero cuando entré me dije "Mandías, aquí no haces más que estorbar"
- No hombre no, estorbar no, pero como viste estábamos todos liados y ni siquiera nos pudimos levantar a saludarte.
- Ya me di cuenta, por eso te saludé a tí que te reconocí por la voz y ya me fui.
- Y no era un día de los más movidos.
- Pues mira, he trabajado en muchas empresas, algunas pequeñas y alguna ya de un buen tamaño, como de unos 100 empleados. Y como funcionario he trabajado en varios ministerios y en colegios, con varios cargos. Y jamás he visto ese nivel de trabajo. La única comparación que se me ocurre es la bolsa, es lo único que he visto alguna vez que se parece a lo que vi en vuestra sala. Aunque seguro que vosotros ganáis menos.
Y la descarga terminó y seguimos con temas profesionales. Pero eso me ayudó más con la idea de que somos unos trabajadores muy mangoneados. Cobramos una mierda para un nivel de intensidad en el trabajo que se da en muy pocos sitios. La idea de cambiar de trabajo es más firme que nunca, ahora solo espero el momento preciso (que mi padre se pueda valer por sí mismo de nuevo y tal) No hay derecho a lo que nos están haciendo, a trabajar a ese ritmo para que encima me digan luego que hay informes negativos de mí a nivel de empresa (en cualquier otro proyecto mi nivel de trabajo sería sobresaliente) En toda la mañana, y sacando la pequeña escapadita del café, no puedo sacar dos minutos seguidos para mirar un correo, y es literal, a menudo me voy al baño (una vez o dos en la mañana, no más) simplemente para poder tomarme un respiro.
En fin...
Ha habido una pausa para hacer una descarga, y en ese tiempo, un par de minutillos, hemos intercambiado varias frases. Pongo una versión aproximada de la conversación:
- ¿Y por ahí sigue siendo una casa de locos?
(yo sorprendido)
- Mas o menos igual
- Es que cuando pasé por ahí quedé alucinado, nunca había visto tal ajetreo, quería saludaros a todos, pero cuando entré me dije "Mandías, aquí no haces más que estorbar"
- No hombre no, estorbar no, pero como viste estábamos todos liados y ni siquiera nos pudimos levantar a saludarte.
- Ya me di cuenta, por eso te saludé a tí que te reconocí por la voz y ya me fui.
- Y no era un día de los más movidos.
- Pues mira, he trabajado en muchas empresas, algunas pequeñas y alguna ya de un buen tamaño, como de unos 100 empleados. Y como funcionario he trabajado en varios ministerios y en colegios, con varios cargos. Y jamás he visto ese nivel de trabajo. La única comparación que se me ocurre es la bolsa, es lo único que he visto alguna vez que se parece a lo que vi en vuestra sala. Aunque seguro que vosotros ganáis menos.
Y la descarga terminó y seguimos con temas profesionales. Pero eso me ayudó más con la idea de que somos unos trabajadores muy mangoneados. Cobramos una mierda para un nivel de intensidad en el trabajo que se da en muy pocos sitios. La idea de cambiar de trabajo es más firme que nunca, ahora solo espero el momento preciso (que mi padre se pueda valer por sí mismo de nuevo y tal) No hay derecho a lo que nos están haciendo, a trabajar a ese ritmo para que encima me digan luego que hay informes negativos de mí a nivel de empresa (en cualquier otro proyecto mi nivel de trabajo sería sobresaliente) En toda la mañana, y sacando la pequeña escapadita del café, no puedo sacar dos minutos seguidos para mirar un correo, y es literal, a menudo me voy al baño (una vez o dos en la mañana, no más) simplemente para poder tomarme un respiro.
En fin...
01:00 del 2004-10-06 #
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