Ayer decidí finalizarla, siete capítulos seguidos hasta las 5 de la mañana, y lo cierto es que mis predicciones habían sido correctas, me encantó, y al mismo tiempo me cabreó sobremanera.
Los que leen esta bitácora desde hace tiempo saben que durante unos meses me dio una enorme fiebre por esa serie, me la encontré un día de casualidad en una tarde televisiva y luego hablé de ella en multitud de ocasiones, a menudo usando alguno de sus episodios como exposición inicial para desarrollar algún otro tema. Al final debo tener como unas diez o doce historias donde hablo de la serie o al menos la menciono.
Para poner un poco en antecedentes. La serie es la historia de un pequeño pueblo de montaña llamado Everwood, contada a través de Andy Brown, un neurocirujano recién enviudado y de su hijo Ephram, quien es un genio del piano; con un montón de personajes a su alrededor, la hija pequeña, el otro doctor del pueblo y su familia, otros chicos de la escuela, músicos que se mueven alreddor de Ephram. Es un estilo Doctor en Alasca, con episodios que muestran distintas aproximaciones a un tema o a una idea, pero sin humor y basado casi exclusivamente en magníficos, constantes, y profundos diálogos; y en las buenas interpretaciones de todo el elenco de actores. La otra diferenccia es que tiene toques de auténtico culebrón venozolano y que es una serie bastante moralista.
En estos últimos episodios Ephram, que tiene 16 años está saliendo con Madison, que tiene 20. La suya es una relación complicada por la cuestión de la edad y por presiones externas, pero va sobreviviendo, al tiempo Amy Abbott, que viene a ser el antiguo amor platónico de Ephram, ha dejado a su actual pareja y vuelve a interesarse por Ephram.
Bien, el típico triángulo amoroso, nada nuevo bajo el sol.
La relación de Ephram y Madison se rompe definitivamente y Amy pasa a rondar más de cerca al chico para ver si hay posibilidades. Ephram está muy tocado.
Eso también es típico, aceptable.
Y en el episodio final la cagan. Ephram y Amy se reencuentran definitivamente, vale. Y Madison le dice al padre de Ephram que está embarazada.
Esa es la parte que me ha cabreado ¿A cuento de qué? ¿De demostrar que una relación adolescente-joven es peligrosa? ¿De que no se deben tener relaciones sexuales a cierta edad ni aunque se tomen las debidas precauciones? ¿Necesitaban meter una moralina anti-sexual a esas alturas de la temporada?
Bien, no es suficiente. El padre de Ephram le exige a Madison que no diga nada a Ephram y le ofrece todo el dinero que necesite si aceptar irse del pueblo a criar al niño en otro lugar. El argumento es que Ephram ha conseguido salvar algo de su niñez tras la muerte de su madre y que Madison debe dejarlo en paz para que termine de ser un niño y poder crecer feliz.
No lo entiendo, ¡Que increíble argumentación de 'sacrifícate tú, sacrifica a tu hijo, y todo para salvar la adolescencia despreocupada del mío'!
Un curioso añadido a esa moralina de 'no tengas relaciones sexuales que se te puede preñar la novia aunque tomes precauciones'.
O quizás no sea más que un truco sudio para continuar manteniendo un triángulo amoroso que al parecer es siempre lo que más telespectadores capta.
Sé cual es la respuesta, pero no os la voy a decir, me quedo con el cabreo que me ha supuesto el masivo visionado de ayer.
Sabía que me enfadaría si veía ese final de temporada. Lo he visto, me he enfadado, y he comenzado a bajar la tercera temporada (con subtítulos en castellano) de la cual ya he mirado un resumen de episodios que he encontrado por internet. Moralina propia: no te enganches a drogas duras como esta serie :)