El problema es que cuando van bien las cosas, se callan. ¿Cuántos ecologistas salen a la palestra contentos de que el desierto del Sáhara esté retrocediendo, al igual de que la masa forestal esté creciendo? Eso no se dice. Mejor no mencionarlo, que luego nos quedamos sin subvenciones.

No me acuerdo quien decía eso de que la guerra es algo demasiado serio para dejarlo en manos de militares. Aquí es aplicable eso de que la ecología es algo demasiado serio como para dejarlo en manos de los ecologistas.

Sí, la ecología es demasiado seria para dejarla en manos de los ecologistas; mejor la dejamos en manos de los periodistas. Al final, quien se ocupa de un asunto con profesionalidad es aquel al que le pagan por ocuparse de él. Lo de menos es que se ciña a la verdad; en ese caso, ya habrá centenas iguales a la espera de ocupar su lugar si se desmelena.
Es estimulante entrar en una página de opiniones 'personales' y leer lo mismo que los medios de difusión de arengas pregonan al calorcito de los que poseen o pagan. Los ecologistas, esos enemigos ideológicos del negociete, van soltando mentiras, pequeñas mentiras, que son grandes pecados. Las grandes mentiras siguen vigentes, pero siempre será más seguro estar detrás del verdugo, que nunca gira la cabeza. Si alguien deja de ver las grandes mentiras del propietario por unos peces de colores, francamente, mejor que se vaya a su lado y deje de hacer el paripé de crítico, de escéptico o de revoltoso.
Yo ahora mismo voy a hacer una fiesta por el avance de los bosques sobre el Sáhara, mientras Almería o Murcia se desertizan. De todos modos, me gusta más la música de Tombuctú.
Pues eso.

Dos falacias, primero, no tengo ningún propietario ni estoy a sueldo de nadie, mis opiniones son mías y no porque ningún periódico me lo mande. ¿Porque cada vez qeu critico a alguien me acusan de estar al servicio del poder? El opus me dice lo mismo cuando apoyo la investigación con células madre.

Y segunda falacia, el hecho de que yo critique a una asociación ecologista no significa que no apoye su causa, ni mucho menos que no critique de igual modo a los estados y/o empresas que tratan al planeta como su patio particular.

A ver si dejamos de atacar a las personas y atacamos sus argumentos. Decir esa burrada fue un error de bulto, porque si vamos por esas nos van a aplicar el cuento de caperucita y el lobo.

Quería decir la historia de Pedro y el lobo, caperucita no tiene nada que ver.