
Tras esta película hizo otra vez el mismo papel en una curiosa película adolescente titulada La mujer explosiva, y luego... se acabó, su estela se perdió en el olvido. Ignoro la causa y no me interesa investigarlo, pero desapareció casi por completo. Tardó cinco años en hacer otra película, un bodrio con Steven Seagal (disculparéis que no enlace nada de ese actor) titulado Duro de matar, después, ninguna otra pelícua que yo pueda recordar.
He visto esas aquellas dos películas estos días, me reído con ambas, sobre todo con la segunda. No sé a quien le decía el otro día que las películas fantásticas de los 80 tienen el mismo sabor entrañable que la ciencia ficción escrita de los 50, esa sensación que notas a posteriori de que la ingenuidad sólo podía ser superada por la ilusión, en aquellos años nos creímos que un chico con un ordenador casero podía provocar la tercera guerra mundial, o que se podía entrar en un ordenador y llevar allí una vida virtual, o que un grupo de chicos podía hacer una nave espacial (dios, que críos eran Ethan Hawke y River Phoenix), o que dos onanistas frustrados podían fabricar la mujer más espectacular del mundo, o que podías ser reclutado para ser piloto espacial si eras muy bueno en una máquina de videojuegos. Todo era posible en aquella época en que comenzaba a extenderse la informática a nivel casero, del mismo modo que todo era posible treinta años atrás cuando se iniciaba la era atómica/espacial. Hoy vemos con una sonrisa ver lo que unos chicos podían hacer con un Spectrum y un acoplador acústico (ni siqueira se podía llamar módem), pero eran otros tiempos, y sólo se pueden comprender si los has vivido, porque sólo se pueden comprender si también tú nacías a esa ilusión.
Dicen que los ochenta fueron una década conservadora, no estoy de acuerdo, creo que pocas generaciones de adolescentes verán más tetas y más culos en la gran pantalla, o que se trate de modo natural que un chico de 13 años se acueste con una mujer mucho mayor que él, o incluso que se narre en una película adolescente de tono cómico un embarazo y un aborto, por no hablar de irse de putas y pillar ladillas. Los primeros años ochenta heredaron todo lo que se intentó despertar en los sesenta y setenta, luego... se jodió y esto parece que va a peor. La ola de conservadurismo y de lo políticamente correcto no parece haber llegado todavía a la cúspide, los ochenta fueron la época de toda la saga de Porkys, de Desmadre a la americana (vale, esa es del 78), y de tantas otras. Desde hace 15 años lo único que encuentro reseñable en cine de culos tetas y risas es la saga de American Pie, demasiado poco para lo que nos prometíamos. Quiero que esos hijos que dudo que tengan crezcan con más libertad y más desinhibiciones, desgraciadamente para los conservadores, si no joden internet en su intento por controlarla, lo harán aunque el cine ya no haga aquellas obras de arte.
Cualquier tiempo pasado no fue mejor, pero si no espabilamos aún veremos a Jiménez Losantos de presidente del gobierno, del mismo modo que ya vemos a su entrañable amiguito Luis Herrero de eurodiputado.