Es curioso, a la generación de mis padres el conseguir bailar pegados les pareció un notable logro, era el fin de un tabú, una puerta abierta al contacto y a la intimidad.
Y mira por dónde ahora muchos se sienten identificados con el volver a bailar separados, a un metro de distancia.
Lo siento señores, no puedo pensar en términos de voyeur cuando puedo pensar en términos de amante y soy de los que prefieren hacer el amor que masturbarse aunque sea con ayuda.
No es que quiera bailar muy cerca, es que me sobra la ropa e incluso la piel, me gustaría bailar dentro de ella y que ella bailase dentro de mí, el bailar unidos tendría que ser superado pero no alejándose, sino con una fusión más allá del simple baile.