Hoy ha dado la casualidad de que la comparecencia de Alonso (el ministro) me ha pillado en carretera y lo he estado escuchando.

Alonso ha descrito lo que captaron las cámaras: el muerto está esposado en el suelo y en ropa interior, cuatro guardias civiles lo agarran mientras el teniente lo apalea con la porra telescópica rígida y con descargas de la eléctrica (hasta siete veces con cada una en el fragmento que se ve en la imagen, algún otro guardia civil añade sus propios golpes), luego lo arrastran fuera de la imagen, y esa es la última vez que nadie ajeno al cuartel lo vio con vida.

Ya queda muy poco por decir, excepto que si ese hombre no hubiese muerto el asunto no habría pasado a mayores. Otros detenidos han denunciado malos tratos en ese cuartelillo, como muchas otras personas lo han hecho en otros cuartelillos. Gente que conozco y a la que creo me han dicho que ellos también recibieron malos tratos en comisarías de policía aunque nada que pueda ser calificado de paliza o tortura.

El último guardia civil del que tuve noticia que fue condenado por torturas salió poco después, y no estoy seguro si a continuación recibió una medalla.

Creo que ese agricultor nos hizo un favor a todos muriéndose, si esos guardias civiles son condenados por asesinato igual otros salvajes que hay en el cuerpo se lo piensan. Quizás otros se piensen en torturar a los retenidos.

Quizás a mí, y a otros como yo, deje de darnos miedo que nos lleven a un cuartelillo por cualquier causa.

El PP, como no podía ser de otro modo, ha pedido la dimisión del ministro. No me pregunten, no tengo ni idea de por qué, por primera vez en mucho tiempo este caso parece llevarse del modo correcto. A lo mejor el PP pide la dimisión del ministro por no condecorar al teniente torturador.