Hoy recomiendo otra bitácora, que se puede encontrar en http://justoserna.bitacoras.com/
La he encontrado porque me han hecho llegar un enlace a su última historia, donde analiza el último libro de Pío Moa. Os dejo un fragmento:
Moa incumple punto por punto las reglas del buen ensayista: Franco es un terreno sobre el que se puede trabajar con precisión desde hace años y lo que aporta no refleja el mayor rigor accesible en el uso documental, sino la interpretación menos informada. ¿Por qué digo esto? Porque el modo de argumentar que tiene entraña un empleo dudoso de las fuentes y de los testimonios. Cuando éstos se atienen a la tesis previa que se desgrana en el libro, cuando aquéllas se ciñen a lo que quiere sostener, entonces se cita al adversario, incluso al enemigo, de quien se podrá tomar una u otra frase que se acomode al esquema interpretativo. Cuando así ocurre, Moa no se pregunta por la verdad de ese testimonio. Sin más admite la certeza o el acierto, justamente porque confirman lo que él ya sabía de antemano. Cuando, por el contrario, el documento (del mismo testimonio, por ejemplo) contradice el hilo argumental, entonces lo atribuye a la falsedad o a la doblez o a la ceguera o a la ignorancia del testigo. Es decir, el expediente del ‘ensayo’ (género nobilísimo donde los haya) le sirve para justificar su pereza documental o para legitimar sus temeridades interpretativas con frases sacadas de texto o de contexto.
El texto completo en http://justoserna.bitacoras.com/archivos/2005/11/08/francisco-franco-y-pio-moa
La he encontrado porque me han hecho llegar un enlace a su última historia, donde analiza el último libro de Pío Moa. Os dejo un fragmento:
Moa incumple punto por punto las reglas del buen ensayista: Franco es un terreno sobre el que se puede trabajar con precisión desde hace años y lo que aporta no refleja el mayor rigor accesible en el uso documental, sino la interpretación menos informada. ¿Por qué digo esto? Porque el modo de argumentar que tiene entraña un empleo dudoso de las fuentes y de los testimonios. Cuando éstos se atienen a la tesis previa que se desgrana en el libro, cuando aquéllas se ciñen a lo que quiere sostener, entonces se cita al adversario, incluso al enemigo, de quien se podrá tomar una u otra frase que se acomode al esquema interpretativo. Cuando así ocurre, Moa no se pregunta por la verdad de ese testimonio. Sin más admite la certeza o el acierto, justamente porque confirman lo que él ya sabía de antemano. Cuando, por el contrario, el documento (del mismo testimonio, por ejemplo) contradice el hilo argumental, entonces lo atribuye a la falsedad o a la doblez o a la ceguera o a la ignorancia del testigo. Es decir, el expediente del ‘ensayo’ (género nobilísimo donde los haya) le sirve para justificar su pereza documental o para legitimar sus temeridades interpretativas con frases sacadas de texto o de contexto.
El texto completo en http://justoserna.bitacoras.com/archivos/2005/11/08/francisco-franco-y-pio-moa
16:04 del 2005-11-08 #
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