Siempre que pienso en Durriti recuerdo una viñeta (aunque no su autor) en que se levanta de la tumba para darle un buen sopapo a un adolescente que está escribiendo una pintada pro-anarquista plagada de kas. A eso parece haberse reducido su legado a nivel popular, a creerse anarquista por no saber escribir.
Que injusta es la historia.
Dejo un enlace con una mini-biografía suya, por si a alguien le interesa: http://www.elhistoriador.com.ar/_v1/biografias/d/durruti.htm
Y me permitiréis que resalte un par de fragmentos:
En una carta a su hermana Rosa, Buenaventura escribe: "Desde mi más tierna edad, lo primero que vi a mi alrededor fue el sufrimiento no sólo de nuestra familia sino también de nuestros vecinos. Por intuición yo ya era un rebelde. Creo que entonces se decidió mi destino".
En 1920, cuando contaba con 24 años de edad, ya era un activo militante de la CNT, y un ávido lector de las ideas anarquistas. Ese año llegó a San Sebastián, donde conoció al compañero Manuel Buenacasa. Así describe Buenacasa a Buenaventura: “Un día se presentó en el Sindicato un muchacho alto, fuerte, de ojos alegres, que nos saludó con la simpatía del que saluda a quien conoce de toda la vida: Nos dijo, sin preámbulos y enseñándonos el carnet de la CNT, que acababa de llegar a la capital y que precisaba trabajar. Como en casos similares, nos ocupamos de él, encontrándole trabajo en un taller de mecánica en Rentería. Desde entonces, y con cierta regularidad, después del trabajo solía venir al sindicato. Se sentaba en un rincón, tomaba los periódicos que se amontonaban en una mesa y leía. Apenas intervenía en las discusiones, y cuando ya era entrada la noche se retiraba a la posada en la que habíamos encontrado alojamiento. Gustaba conversar, pero no disputar. No era terco ni fanático, sino abierto, admitiendo siempre la posibilidad de su error. Y tenía la rara virtud, poco común, de saber escuchar, tomando siempre en consideración el argumento del contrario, aceptándolo en las partes que él creía razonables. Su labor sindical era callada, pero interesante. Sus intervenciones - como fueron después en los mítines - eran cortas, pero incisivas. Era muy sencillo al expresar su pensamiento, y cuando llamaba al pan pan lo hacía con tanta fuerza y convicción que no había manera de desmentirle”.
Y sobre todo, sobre todo, para esos que ahora se hacen llamar anarquistas, me quedo con este último fragmento:
También como postura ética estos militantes estaban obsesionados por la formación. Varias veces Durruti increpó a compañeros de prisión que no les interesara la formación, que no leyeran.
Bueno, supongo que no mucha gente ha llegado aquí, pero me quedo con una frase suya que por alguna razón me parece de actualidad:
"Ningún gobierno lucha en contra del fascismo para destruirlo. Cuando la burguesía ve que el poder se les escapa de sus manos, alzan el fascismo para mantener sus privilegios".