No me hace especial ilusión, es una empresa que subcontrata labores de comercial a otras empresas, con lo cual el empleado ha de ir a vender cualquier cosa, desde un plan de pensiones a una conexión a internet. Si ya es jodido ser comercial de una marca, más lo es serlo de muchas. Pero necesito dinero pronto, y si no me gusta siempre estaré a tiempo de dejarlo (el sueldo es más bien malucho, pero al menos es en Santiago). No sé si me contratan o no, aún tengo que pasar una 2ª entrevista.
Cuando llegué, había otra chica esperando, y entró un tercer aspirante. Era un chico joven, delgado, con peinado de otra época, hablar dubitativo y no parecía comprender demasiado bien las cosas. Yo sabía que era un trabajo de comercial, así que traje y corbata. El venía con vaqueros que le quedaban cortos (por encima del tobillo), zapatos negros y calcetinos blancos de deportes. Una camiseta blanca de manga larga y un chaleco-anorak (un plumífero sin mangas) rojo. La administrativa le pidió el curriculum y él sacó una hoja doblada en cuatro del bolsillo interior del anorak. Llegaba con una hora y cuarto de adelanto sobre la hora de su entrevista, así que la chica le ofreció quedarse, o ir a tomar un café y volver más tarde, ya que no podía hacerlo pasar antes.
El chico se sentó en un asiento a esperar con aire de quien no ha entendido muy bien la situación y opta por la opción en la que no corre ningún riesgo.
Reconozco que odio vestir de traje, reconozco que no me gusta que me exijan una indumentaria concreta para un puesto de trabajo, odio juzgar a la gente por su apariencia...
Pero sé que ese otro aspirante no tiene la más mínima oportunidad.