En mis tiempos la borrachera de San Juan era la excepción, no la norma.
Y siempre hemos recogido las cosas que llevábamos, entre otras razones porque lo que nos recogiésemos nosotros no lo recogía nadie, y era nuestro entorno, nuestro pueblo o nuestra aldea.
La gente de recogida de basuras no está para eso, o no debería estar. Ni los presupuestos del ayuntamiento de turno deberían cubrir la recogida extraordinaria de la mierda. Yo no tengo por qué pagar la falta de respeto de mis vecinos.
Ayer, varias decenas de miles de cerdos salieron a dejar mierda en todos lados, según los datos más de 150.000 personas en A Coruña y 192.000 kilos de basura, a más de un kilo de basura por persona.
Eso no es un San Juan.
¿La solución? Se la decía hoy a mi chica, filmar las celebraciones, y luego ir a buscar a los participantes y obligarlos a limpiar lo que hayan dejado, meadas y vomitonas incluídas. Y si uno llega a las 8 de la mañana y borracho, pues que a las 9 lo levante la policía para ir a trabajar hasta que todo esté limpio, a lo mejor aprende para la próxima vez.
Sí, en días como este me puede mi vena estatalista, pero la falta de respeto es algo que me cabrea sobremanera.