El libro de Woodward también contiene momentos humorísticos. Cuenta que el jefe de gabinete de Cheney llamó a David Kay con instrucciones precisas para encontrar en Irak las armas de destrucción masiva, o al menos algunas de ellas. El vicepresidente quiere que lo examinen, le dijo y le pasó las coordenadas exactas del lugar en el que tenían que cavar.
Kay, jefe del equipo de la CIA que buscaba en Irak el arsenal prohibido, se fue a los mapas y descubrió el punto exacto, la X del tesoro. Y estaba en mitad del Líbano.
Alegrémonos que no estuviese justo en La Alhambra, igual teníamos un serio conflicto diplomático.
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09:23 del 2006-10-04 #
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