
La noche empezaba a abrirse paso frente a la feroz oposición del ocaso. El cielo estaba nuboso aunque no llovería por el momento, un viento cálido y lejanos rumores indicaban sin embargo que no pasarían demasiadas horas hasta que la tormenta estallase. Esa noche no habría luna. A medida que las sombras avanzaban hacia una oscuridad casi total, el corazón empezó a latirle con más fuerza, e imágenes de mujeres devoradas por las fieras empezaron a cubrir su mente, tratando de hacerse sitio entre las imágenes de dolor que la habían llevado hasta allí.
Por un instante el terror casi le había hecho olvidar de que su sobrina había sido violada en aquel mismo lugar, apenas dos noches antes. Bajo sus pieles, el cuchillo de piedra se notaba frío, amenazador.
La luz del sol desapareció casi por completo, haciendo que las sombras alargadas de los gigantescos menhires se fundiesen con las sombras de la propia noche. Con un miedo ya excitante pensó en sentarse sobre la arena, pero prefirió permanecer de pie para sentir el viento cálido que venía del oeste cargado de la tensión de la tormenta, erizando cada pelo de su cuerpo. Algunos sonidos de rápidas pisadas hicieron que tomase la empuñadura del arma, pero sólo era un zorro decidiendo que cazaría en otra parte.
Entonces la oscuridad pareció hacerse más densa por momentos mientras un silencio total cubrió aquella playa, su corazón saltó todavía con más fuerza, y algo más que la adrenalina pareció recorrer toda su sangre, agudizando todos sus sentidos y poniendo su cuerpo en tensión. Entonces lo oyó, una movimiento pesado a su espalda que la dejó como paralizada. Dejó caer el cuchillo, sabiendo que ya no le sería necesario; y una mano gigantesca tiró con fuerza de sus pieles al tiempo que la arrojaba al suelo. Su piel se erizó y todo su cuerpo reaccionó con violencia sabiendo lo que vendría después.
Aquel hombre era un gigante, apenas si podía ver nada al no haber luz alguna, pero las pesadas sombras indicaban un ser de casi dos metros, poblada barba, y fuerte, muy fuerte. Su marido tendría lo que quería, hijos, y si eran varones serían fuertes y recios, dignos herederos del jefe de la tribu. Tendría lo que quería, aquello de lo que públicamente la acusaba de no darle.
El hombre terminó de arrojar sus pieles al suelo, y por un momento el contraluz le dejó ver un miembro sumamente grande y ya completamente erecto. También ella tendría lo que había venido a buscar, de lo que privadamente acusaba a su marido de no darle, y mientras aquel gigante se inclinaba hacia ella, abrió las piernas con el anhelo de quien lleva años esperando.
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Él ya la estaba esperando, caminando con indisimulada impaciencia allí donde terminaban las escaleras. Cuando lo vio ella se frenó, un poco para recuperar el resuello, y un poco para disfrutar viéndolo, aguardándola, sabiendo que la espera le hacía sufrir. Hacía tiempo que las otras chicas habían dejado de reírse de ella porque le gustaba aquel chico al que definían como flaco y desgarbado, todo codos y rodillas. Acercándose ya ambos al final de la pubertad, el había cambiado su porte, ahora alto y elegante. El pelo, que siempre había llevado descuidado dejándolo crecer a su aire, ahora se había convertido en una hermosa melena rubia, que hacía acompañar de un fino bigote dándole una sobrenatural belleza efeba y exótica. Su voz, que siempre había sido de pito, era ahora la voz de un cantor, una voz que hacía que sus pezones se irguiesen cuando le susurraba palabras de amor y de deseo.
Cansado de permanecer de pie optó por sentarse en una roca. Ella pudo acercarse sin ser oída y acercándose por detrás le tapó los ojos. El tomó sus manos con suavidad y se giró hacia ella, besándola con dulzura; mientras delicadamente, de forma casi descuidada, dejó que un dedo recorriese su silueta desde la cadera hasta un pecho, provocando un estremecimiento de placer anticipado.
Sólo una ardilla demasiado curiosa se quedó a mirar lo que vino luego.
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Si no os han gustado los relatos, me parece normal, sólo eran un modo de atraer lectores. Lo que en realidad quería mostrar eran los cuadros, que a mí me parecen sumamente evocadores.
Si queréis más (cuadros, no relatos) pues... tenéis suerte, en este mismo momento están siendo expuestos. Más información en la página de la autora.