Desde aquí mi solidaridad con las dos agredidas.
Me da asco ese tipo de gente (da igual de qué bando) que cree que puede usar la violencia para impedir hablar a los rivales.
Primero por la absoluta intransigencia que destilan. Alguien que no respeta ni las ideas del otro -eso vale, no hay por qué respetarlas-, ni el derecho del otro a expresarlas no es más que un fascista.
Segundo por creer que se pueden lograr fines políticos usando la violencia, la fuerza, la intimidación. El calificativo que me merecen los matones que hacen uso de la fuerza de la horda es el mismo de antes: fascistas.
Y tercero porque además de fascistas son absolutamente imbéciles, pero imbéciles con todas las letras: con esos actos dan votos al partido al que quieren sabotear. Mucha munición tiene ahora el PP para su discurso del victimismo. En unas horas todas las declaraciones públicas de sus dirigentes estarán sacando rédito político -y electoral- de esas agresiones. Intentando intimidarlos los hacen más fuertes. Yo por lo menos, en caso de duda, me pongo siempre de parte de la víctima. Y en este caso, me pongo de parte de dos mujeres que iban a exponer sus ideas y que han sido agredidas. El quienes sean las mujeres y cuales sean las ideas, en este caso es lo de menos.