Se fue Blair, el británico.
Se fue John Howard, el australiano.
Se fue, por fin, George Bush, el americano.
Pero hay un cadáver que ha resucitado, y tiene toda la pinta de que se morirá en el cargo: Berlusconi. El italiano.
Al siglo XXI todavía le falta terminar de borrar del mapa esa oleada de estupidez ultra-conservadora que dominaba desde principios de siglo.
