Mi nombre es Akin, soy un construido, un híbrido entre humano y Oankali, en esa otra historia ya hablo un poco de mi así que no me extiendo mas...
Ahora voy a hablar de lo que hice, la razón por la que alguien decidió escribir un libro sobre mi.
Mis parientes extraterrestres se encontraron una Tierra debastada por una guerra nuclear, normalmente en esas ocasiones no intervienen, cada especie ha de ser libre de su propio suicidio si eso es lo que ha decidido. Quedaban muy pocos supervivientes, y morirían sin remedio si no actuaban, la humanidad había decidido su propia muerte y esta era irremediable.
Pero esta vez si intervinieron, tomaron lo que quedaba de la humanidad y la llevaron a sus naves donde fueron encerrados y dormidos durante decenios, también fueron curados y cambiados para que pudiesen vivir mucho mas tiempo.
Luego se estableció el precio, y este era astronómico, la humanidad debía pagarse a si misma como precio por el rescate, la humanidad debía perder su derecho a tener descendencia y debían unirse a sus salvadores para tener un nuevo futuro como raza híbrida. Nadie fue forzado, pero su fertilidad no sería restaurada, su única posibilidad de descendencia sería teniendo unos hijos que solo serían medio humanos, hijos como yo.
Todo eso sucedió en tiempos de mi madre. Su historia ya ha sido contada aunque ya no es sencilla de encontrar.
Mi dilema fue diferente, yo luché por darles a los humanos una nueva oportunidad, una colonia en Marte donde la vieja humanidad no hibridada pudiese tener una segunda oportunidad, ayudé a adaptar el planeta para ellos. Para ello debí luchar a fondo, mis parientes oankalis decían que eso era equivalente a matarlos a todos, que los humanos no tenían ninguna oportunidad de sobrevivir a si mismos, y que dejarlos solos y libres en un nuevo planeta equivalía a una sentencia de muerte para sus descendientes. Sin ninguna duda, sin ningún matiz.
Discutí, defendí que merecían esa oportunidad, que la evolución es aleatoria y que quizá en un futuro recapacitasen, que podrían encontrar el modo de convivir sin aniquilarse.
Todo esto está contado también, en otra historia. Aunque tampoco es sencilla de encontrar.
Ahora, tras ver como la ONU ha muerto me planteo si lucho por lo correcto, si realmente la humanidad merece una oportunidad. Mañana o pasado mañana se decretará la muerte innecesaria de medio millón de humanos, muerte por la codicia de unos cuantos que seguramente ni lleguen a medio millar.
Y esa es solo una de las formas de aniquilación, la mas visible, pero en modo alguno la mas mortífera, muchos mas que esos morirán en África en los próximos años por el SIDA porque las medicinas que podrían salvarles la vida no están al alcance de su economía, 10.000.000 de niños morirán este año por el hambre o enfermedades directamente relacionadas con la desnutrición o la falta de agua potable. Todo eso sería evitable con el dinero que se va a gastar EEUU en esta guerra. Las formas de aniquilación son muchas y variadas, algunas llamativas, otras silenciosas, todas ellas mortales y tristemente irremediables.
Quizá la humanidad no merece realmente una segunda oportunidad.