Sin embargo tengo una prueba irrefutable de que eso no es cierto, algunos de los mejores Bloggers que conozco y que sé que me leen muy a menudo no me tienen enlazado. Creo que preguntarles la causa sonaría a reproche así que no lo haré, y en vez de eso he estado pensando en el por qué. La primera respuesta, la obvia, es que soy polémico, pero no la creo, tienen otra gente casi tan polémica como yo enlazada. La segunda es que en realidad les caigo mal, pero o son grandes actores o habitualmente no me evitan, así que descarto esa también. La tercera es que enlazan bitácoras de calidad y la mía no lo es, el caso es que me leen (y muchos amigos íntimos no lo hacen) así que la temática parece que no les disgusta demasiado, lo que me deja como punto negro el modo de expresión, la forma en que cuento lo que cuento. Sus enlaces son a bitácoras que merecen ser leídas por gente que no conoce a los autores, y lo son porque además de contar cosas son un puro ejercicio artístico, y yo estoy muy lejos de todo eso.
Este año me he presentado voluntario para ser jurado de los premios de los Gandalf , los premios de relato que concede la Sociedad Tolkien Española cuyos premios se darán en la Estelcon. Han sigo 31 relatos leídos y algunos releídos varias veces para poder decidir los tres ganadores y el orden (y aún no nos hemos terminado de decidir). En medio del debate ha nacido una pequeña discusión sobre el fondo y la forma, sobre lo que valoramos en una lectura, si el completo dominio del complejo arte de contar historias, o la capacidad creativa del igualmente complejo proceso de inventar una buena historia. En esos relatos he leído de todo, algunos donde prima la forma, otros donde prima el fondo, algunos equilibrados en ambas cosas y otros igualmente equilibrados en su falta de todo. En todo caso la dosis masiva de lectura y la discusión sobre los relatos en la lista del jurado me ha hecho pensar en eso que llaman estilo.
Y esas dos cosas no han sido las únicas que me ha hecho pensar.
Hace un par de días comentaba mi experiencia con los Gandalf a una amiga a la cual no enlazo porque lo hago en un montón de historias y ya me da miedo que me demande por acoso. Para dar alguna pista acaba de ser entrevistada en el Espejo de Terisa y es Bibliotecaria en Babel, y vive en Corvallis y... ¿Queda claro no?
El caso es que ella me dijo que era muy políticamente correcta cuando analizaba la forma de escribir de alguien, y a continuación me analizó de una forma tan políticamente correcta que casi ni lo noto. He de decir que mi admiración por su forma de escribir es tan alta y que probablemente me conoce lo bastante bien como para que yo le otorgue credibilidad suficiente en su análisis. Básicamente me dijo que mis textos eran muy embarullados, cosa que, a estas alturas, todos habéis podido comprobar, que mi ortografía que es penosa como todo lector habitual sabe, que alargo demasiado los escritos para lo que realmente quiero contar (cómo alguien en el irc me dijo cuando le pedí que leyese algún post anterior "¿Tengo que leerme todo eso?"), que escribo deshilvanado con rupturas a veces abruptas, y que tengo tendencia a irme por las ramas y que ¿Dónde estaba?... e incluso alguna crítica positiva aunque ciertamente no sé si era cierta o era la cuota de lo políticamente correcto, sospecho que lo segundo.
Y con estas tres oportunidades de pensar en eso del estilo me he puesto a pensar en lo que soy y a lo que aspiro y no he llegado a ninguna conclusión válida.
Si he visto dos cosas que intento siempre, no sé si son defectos o no, pero probablemente no tenga ni la capacidad ni las ganas de dejar de hacerlas. Una es que me gusta matizar lo que digo, explicarlo tanto que no quede ninguna duda de lo que quiero decir, decirlo de tres modos distintos si es necesario e incluso recurrir a comparaciones para hacer símiles como otros recurren a... ¿Por dónde iba?
¡Ah!, si, bueno, el segundo punto es que me gusta recurrir a experiencias personales para ilustrar lo que quiero contar, para hablar de Billy Elliot) tengo que recurrir a decir como me sentí yo mientras veía la película, básicamente porque creo carecer del talento necesario para describir algo tan complejo como una un largometraje, así que tengo que buscar la comunicación con el lector a base de tratar de conseguir su empatía, hacerle sentir lo que estoy contando más que describirle lo que se encontrará. Me gusta el modo de escritura que busca que el lector sienta lo que siente el protagonista, aunque como digo... en esta aspiración también estoy lejos de lograr ningún progreso visible.
Y respecto a lo que deseo... bueno, mejorar todo lo que me dijo mi amiga (bióloga que está investigando en mecanismos de reparación de ADN en plantas) y profundizar en algo que he estado ensayando más mal que bien y es una aproximación tangencial a lo que quiero contar, empezar hablando de un punto tangencial del asunto para aproximarme al núcleo, llegar a mis conclusiones habiendo contado parte del proceso que me ha llevado a ellas aunque realmente sean procesos laterales al razonamiento eje de la historia, y contarlo claro, de cuatro modos distintos cada punto.
También me gustaría incluir más humor en mis historias, lo que es complicado pues mi sentido del humor permanece en un estado entre inexistente y discutible.
He intentado que esta historia sea autoilustrativa... espero que haya funcionado.