Recibió una patada que le destrozó el hígado, su mujer estaba presente, y deja dos hijos.
Desde aquí mi reconocimiento.
Y desde aquí también el deseo de que el bestia que lo hizo y los cabrones que lo rodeaban y que eran de su misma calaña sean separados de una sociedad a la que no merecen pertener. Me siento indigno cuando pienso que pertenecen, me guste o no, a mi misma especie.