Por poner un par de datos antes de empezar, en las encuestas de ese foro algo más de un 50% son creyentes, y el resto se reparten entre ateos (algo menos del 25%) y agnósticos (otro tanto)
Sin embargo, si la pregunta es si el mundo es fruto de la evolución o ha sido creado tal y como describe la Biblia, los creacionistas representan un 25%. Hay ahí por tanto un 50% de gente que no es ni fanática religiosa (en el sentido de negar cualquier cosa que vaya en contra de sus creencias) ni atea.
Y sin embargo, las discusiones se mantienen básicamente entre fanáticos y ateos, los demás suelen quedarse como lectores o simplemente pasan de la discusión.
Y... bueno, yo me he puesto entre los fanáticos escépticos, con argumentos expresados con mucha rotundidad, y a veces con no pocas dosis de sarcasmo e incluso franco insulto (esto último, he de decirlo, en foros dedicados al tema de la homosexualidad donde a los homosexuales se les dedicaban unos cuantos epítetos poco cariñosos)
Y sin embargo me he puesto a pensar en ese 50% de anónimos lectores que no tienen clara la respuesta, o en el 30% de cristianos que tampoco. ¿Cómo debe ser para ellos leer un comentario mío? Por un lado es probable que estén de acuerdo con algunos de mis comentarios y por otro lado mis gritos anti-deidades tienen que resultarles molestos. Supongo que tiene que ser muy fácil para ellos ponerse poco a poco del lado de los fanáticos cuando sus enemigos atacan con tanta fiereza al mismo dios en el que ellos creen.
Así que toca, como tantas otras veces, matizar mi opinión, en cierto modo continuando el tema que había iniciado ayer.
Y para ello voy a hablar de dos cosas concretas, ciencia y creencia, y ética y moral religiosa.
Vayamos por lo primero, y arrancaré con un ejemplo, el origen de la tierra y su maravillosa ecología.
Tenemos dos posturas opuestas:
a) Hemos salido del Big-Bang, y todo lo demás ha sido evolución de aquella explosión (es un decir) primigenia.
b) La tierra fue creada hace 6000 años por un Dios Omnipotente y el proceso está descrito en el Génesis.
Dos posturas absolutamente contrapuestas, mutuamente excluyentes. ¿Qué hacemos ahora?
Pues nada, siempre que cada cosa se mantenga en su sitio. Tenemos dos teorías contrapuestas, la primera avalada por infinidad de pruebas, la segunda sin avales, y que necesita a Dios como prerrequisito, un Dios del que tampoco tenemos pruebas. Por lo tanto la segunda es falsa, no sólo no puede ser probada si no que las mismas pruebas que validan la opción a sirven de refutación a la opción b.
¿Falsa? ¿No estabas tratando de acercar posturas? Pues sí, es falsa, y por lo tanto no debe ser, jamás, apoyada con ningún tipo de fondo público, no debe ser enseñada en escuelas, ni se debe subvencionar a ninguna asociación que trate de enseñar eso a la gente. Ahora bien, si alguien quiere creer en la segunda opción de modo privado, allá él, mientras no trate de hacer proselitismo o predicar sus creencias está en su derecho.
Ahora bien, hay más opciones:
c) La tierra ha surgido del Big-Bang, pero esa energía anterior tiene una causa primera, Dios, que además hizo que las constantes cosmológicas fuesen las necesarias para que se crease vida en el universo. Es posible también que de algún modo muy sutil haya dirigido la evolución de la vida para que nosotros fuésemos uno de los frutos de esa evolución.
¿Pruebas a favor? Ninguna. ¿Pruebas en contra? Ninguna (que a mí se me ocurran) Por lo tanto es válida como creencia, y de hecho si no me equivoco es la postura oficial de la iglesia católica, y digo oficial porque luego, en la práctica, el catolicismo tiene un montón de rituales muy alejados de esa visión, desde una especie de politeísmo donde cada problema tiene un dios específico al que pedirle ayuda (los llaman santos o vírgenes) hasta algún rito donde se acepta la reencarnación (como las peregrinaciones a San Andrés de Teixido, "que se va de muerto si no se ha ido de vivo" y donde se pide que no se maten a los insectos que parecen ir en esa dirección. No es muy ortodoxo, pero muchos católicos siguen esas creencias y su iglesia no se las refuta.
Nada que oponer, la ciencia es el método de conocer el mundo, no se la ataca, no es el enemigo, y Dios tiene su sitio allá donde la ciencia no llega o no puede llegar. Por mi vale, esta opción se merece mi respeto, no la defenderé, pero tampoco la atacaré, a pesar de que me parece poco lógica.
Sin embargo, el riesgo es que no se quede sólo en eso, que a esa idea de Dios se le añadan un montón de aderezos anticientíficos e intrusistas. Si a algún representante de Dios se le concede el poder de hacer milagros, ahí ya nos las tenemos. Cuando se defiende públicamente que las lágrimas de tal estatua son un milagro al tiempo que se impide a la ciencia buscar una explicación... la hemos liado de nuevo. Los dogmas no pueden ser anticientíficos, o la contra-argumentación de la ciencia ha de ser absolutamente contundente, y cuando lo es la pelea está servida.
Y hay otro problema añadido, otros de los aderezos religiosos son dogmas de ética, y eso me lleva al segundo punto, la ética y la moral religiosa.
Las normas de convivencia social son de un equilibrio tremendamente precario, se trata de mantener los derechos de unos a costa de los derechos de otros, de forma que, hasta donde sea posible, nadie se vea perjudicado. Hay muchos modos de afrontar el problema, desde la visión dictatorial, donde unas leyes son hechas y deben ser acatadas e indiscutidas, hasta mi visión pseudo-anarquista donde toda ley debe tener como fin último respetar hasta donde sea posible la libertad y donde todo es discutible desde el consenso.
Lo habitual en la historia ha sido lo primero, leyes rígidas de obligado cumplimiento e indiscutibles, y esa suele ser también la forma de afrontar el problema desde la religión, se nos entregan decálogos y escritos papales donde se nos dice exactamente lo que debemos hacer y pensar, y como esa iglesia en tantas otras. Y ahí tenemos el segundo problema.
Desde mi punto de vista, una visión parcial de la ética basada en revelaciones divinas jamás debe ser la norma de una sociedad plural, normas hay muchas, religiones también, y si aceptásemos todos los dogmas y normas de todas las religiones probablemente no podríamos hacer nada. No, la ética social ha de ser una norma de consenso, lo más universal posible, porque es la única que tiene alguna oportunidad de ser acatada y respetada por todos.
Y ya tenemos una, incompleta, discutible en algunos puntos, pero la única que tenemos ahora mismo, se llama Declaración Universal de los Derechos Humanos, firmada hace más de 50 años y acatada por la inmensa mayoría de los países, y ésa es la única norma que debe valer a la hora de regir las leyes sociales, y de establecer cual es la ética que debemos aceptar como sociedad.
Y del mismo modo que todo dogma religioso que vaya contra la ciencia debe ser discutido y rechazado, toda norma religiosa que ataque la D.U.D.H. debe ser discutida y rechazada. Y sin embargo no es así, todavía tenemos un montón de leyes de convivencia, algunas escritas y otras no, donde los dogmas religiosos se imponen sobre los DDHH. Por ejemplo en el tema del matrimonio homosexual, o en el uso del preservativo, o en tantas y tantas cosas en que la iglesia católica (como muchas otras) ataca casi con saña, desde sus dogmas religiosos (y aquí he estado tentado de usar el término 'putos dogmas religiosos') los derechos humanos legítimos de muchas minorías. La iglesia católica, como tantas otras, jamás debería hacer campaña contra los derechos de los homosexuales, o contra las campañas de salud pública que abogan por el uso del preservativo como método de prevención de infecciones que en muchos casos son crónicas y/o mortales. El riesgo de tratar de imponer sus normas a una sociedad es que esa sociedad rechace la legitimidad de esa asociación, como de hecho debería suceder ahora mismo, ya.
Esa intromisión en el derecho de los demás la convierte en una organización denunciable y combatible y en último punto ilegalizable.
¿Pero no tratabas de acercar posturas? Sí, y repito lo mismo que con respecto al punto anterior. Si alguien decide creer esa ética y guiarse por ella es su problema, si alguien decide mantenerse en celibato porque es homosexual y su iglesia no lo acepta es su problema, si alguien decide no usar anticonceptivos porque su iglesia dice que son malos es su problema. Mientras no trate de imponer esas creencias a los demás sus opciones personales son absolutamente respetables.
Cuando, desde el punto de vista individual o desde el punto de vista de agrupación, se hacen campañas para convertir esas normas de conducta individuales en normas de conducta social ahí ya tenemos un problema, porque por esa falta de respeto a la libertad ajena me resulta insoportable, tanto como para pedir públicamente la disolución de toda organización que tenga esos fines como parte de su doctrina. Cuando una organización, sea del tipo que sea, ataca públicamente y realiza campañas contra los Derechos Humanos, esa organización debe ser disuelta, llámese ETA o llámese Iglesia Católica.
¿Convierte eso a la Declaración Universal de los D.D.H.H. en una religión? No, los derechos humanos pueden y deben ser discutidos, y si finalmente hay consenso para cambiarlos pues se cambian que no pasa nada. Pero mientras no se haga todo eso deben tener rango de ley y ser acatados, guste o no, porque es lo único que tenemos. Me parece muy bien que se pretenda discutir si los homosexuales deben tener los beneficios fiscales y sociales de un matrimonio, creemos un debate mundial para discutirlo, pero mientras no haya ese consenso toda campaña concreta que quiera limitar sus derechos debe ser prohibida, toda ley discriminatoria denunciable, y toda organización que vaya contra ellos ilegalizada.
Afortunadamente, también conozco a muchísimos cristianos que aceptan todo eso, aunque su jerarquía no lo acepte.
Así que finalmente esa es mi postura, la religión y sus dogmas son algo perfectamente respetable en lo privado, y mientras permanezcan ahí la convivencia puede ser cordial y enriquecedora. Cuando se salgan de lo privado a lo público, cuando comiencen los intentos de expansión/imposición de sus ideas… ahí habrá pelea y yo estaré siempre en el otro bando.
Y por ahora eso es todo, me quedan uno o dos días de intentar traducir todo esto para enviarlo a esos foros religiosos angloparlantes, me da que para mí será una tarea casi imposible, pero vamos allá.