Durante unas horas fui el médico del pueblo, mi señora esposa era la alcaldesa, y se cepillaba al terrateniente, a su hijo y al jardinero, además de participar en las orgías grupales de su secta.
Supongo que nadie se extrañará de que yo desease matarla, con lo riquiña que parecía...

Supongo que nadie se extrañará de que yo desease matarla, con lo riquiña que parecía...

01:00 del 2005-03-28 #
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