El objetivo de la izquierda siempre ha sido reducir al ser humano a un mismo patrón de conducta. Odia la diferencia y proclama la absoluta igualdad. De hecho, la forma simplista en la que la izquierda intenta conseguir esa igualdad es a través de la identidad. No hace falta irse más allá de cualquier régimen totalitario, nazi o comunista, para comprobar que se intenta eliminar cualquier género de diversidad. Idéntica vivienda, idéntico vestido, idéntico comportamiento y, sobre todo, idéntico pensamiento.
Y es que el ideal de la izquierda es el pensamiento único. La igualdad debe traducirse, necesariamente, en la eliminación de todo vestigio de discrepancias. Esto ha sido, también, un punto frecuente en todos los totalitarismo. Los díscolos eran perseguidos y eliminados, se les tachaba de contrarrevolucionarios y de derechistas. Las leyes de la historia habían sido descubiertas y sólo quedaba aplicarlas.
Bien, a partir de aquí creo que ya no hay que seguir, una vez más identifica a la izquierda con las dictaduras del Este o con los Nazis (dictaduras de derechas por más que les pese) Olvidándose por ejemplo, de los países del Centro y Norte de Europa (de tradición socialdemócrata) para ver que allí también se ha homogeneizado el pensamiento, la vivienda y el vestir. No hay más que ver a las suecas que venían por nuestras playas (bendito mito) para ver lo triste que era su vida y lo corrompido que estaba su pensamiento.
Naturalmente si les preguntamos dirán que lo bueno de los suecos era su capitalismo, y que por eso son ricos, sin embargo cualquier cosa mala que haya en su economía será a causa del Estado. Siempre es así, un juego muy divertido que consiste en equipara todo lo malo a la izquierda y todo lo bueno al liberalismo, y después sólo hay que justificarlo.
En este caso ya ni juegan a eso, simplemente equiparan a la izquierda al Nazismo y a Stalin, y con eso justifican que la izquierda odia la desigualdad y la individualidad.
Como digo, tras una introducción como ésta ya no merece la pena comentar nada más, otro artículo en el que me convertirán el un demonio colorao.
Sin embargo aclararé un par de cosas más.
¿O es que la izquierda no crispa cuando promueve iniciativas para atracar al contribuyente? ¿O es que la izquierda no crispa cuando defiende la imposición de aranceles para matar de hambre al Tercer Mundo? ¿O es que la izquierda no en sus más diversos foros? ¿O es que la izquierda no insulta cuando tacha de neoliberales (o fachas) a los liberales? ¿O es que la izquierda no insulta cuando nos llama insolidarios, antisociales y estúpidos incapaces de manejar nuestras vidas?
Otra vez cambiamos 'recaudar' por 'robar' o en este caso 'atracar'. Creo que este señor defiende el anarcocapitalismo como la única opción posible. Esto es, cero estado.
La izquierda no lucha contra el hambre ni protesta por esa situación. No, podría concedernos que lucha por ello de forma equivocada, pero no, directamente no nos tacha de gentes equivocadas sino de pretender directamente matar de hambre al tercer mundo.
En cuanto a usar 'liberales' o 'neoliberales'. Me da lo mismo, pero hay otros que se autocalifican de liberales y que abogan por un estado del bienestar. ¿Como diferenciarlos? Pues no sé, pero a partir de ahora 'liberales' todos y que ellos se aclaren.
Eso sí, no dudan en calificarme reiteradamente de liberticida y ladrón por defender un estado del bienestar. Calificativos ellos que indican lo mucho que me quieren.
Yo, ciertamente, sí me siento insultado. ¿Debo promover la eliminación física de la izquierda a través del Estado?
Vaya, ahora en vez de haber pedido yo la ilegalización de la iglesia por realizar campañas contra los derechos humanos, lo que estoy pidiendo es la eliminación física (término habitualmente asimilado al asesinato) Ahora además de liberticia y ladrón soy un asesino...
Ninguna posibilidad se me antoja más aberrante. El enfado o la indignación no justifican el empleo de la fuerza contra el contrario. Esta es una lección que la izquierda de todos los pelajes y condiciones todavía no ha aprendido, ni es posible que aprenda jamás, a menos que renuncie a su condición. Y es que la izquierda lleva implícita la justificación moral del empleo de la fuerza para enderezar la sociedad. Para alcanzar el punto social óptimo no sólo es necesario, sino imprescindible, utilizar la fuerza. La sociedad, forma por egoístas individuos que no buscan el bien común, no puede dar nunca lugar a un orden adecuado.
Oh, se lo diré a mis amigos suecos, esos que son socialdemócratas, que no son gente de izquierdas porque no han hecho una revolución. Ignorantes ellos... tsk tsk.
Sin embargo, la censura de Losantos viene aparejada a otros objetivos de mayor embergadura. En este sentido, ¿qué mejor proyecto que ilegalizar la Iglesia?
Sí, claro, existe una más que evidente causa-efecto. Como que ese post mío tiene casi un año. Y que se realizó cuando la iglesia salía todos los días a la palestra para pretender no-legalizar los matrimonios homosexuales ni autorizar la investigación con células madre embrionarias.
Sí, fue hecho en aquellas fechas y en aquel ambiente. Pero nada mejor que olvidar eso y ponerlo ahora mismo con lo de Losantos (que no es iniciativa mía) como si ambas cosas estuviesen emparejadas.
Por cierto señores liberales ¿Debe legalizarse el matrimonio homosexual y equipararse al heterosexual? Porque no veo yo que discriminar homosexuales sea muy liberal que digamos, igual es que tengo un conflicto irresoluble entre el liberalismo que promulgan y el conservadurismo de la iglesia. Nah, que tontería, seguro que es porque soy un ignorante.
Antes de empezar a analizar la futilidad de los argumentos empleados tengamos presente un aspecto. La izquierda construye sus argumentos expresamente para alcanzar las conclusiones deseadas. Desde siempre han tenido claro que la Iglesia católica suponía una fuente distinta de fidelidad, una fidelidad hacia Dios o hacia el Papa que alejaba a los ciudadanos de la fidelidad al Estado. El odio hacia la Iglesia no es nuevo; siempre ha existido. Que ahora se aproveche a los homosexuales como ariete contra la Iglesia sólo demuestra un poco respeto por los primeros y un odio visceral hacia la segunda.
De nuevo se salta el contexto y la fecha en que fue hecho el artículo, y por supuesto me niega cualquier motivación o justificación. No, yo, Akin, no puedo pensar por mí mismo, no, yo estoy al servicio se mi logia y por lo tanto mis motivos son los que mis superiores me han marcado. Y el autor lo sabe sin ninguna duda dado que él es capaz de leer mi mente y me conoce mejor que yo mismo. Amén.
Pero vayamos por partes. En un primer post, Akin sostiene que Desde mi punto de vista, una visión parcial de la ética basada en revelaciones divinas jamás debe ser la norma de una sociedad plural, normas hay muchas, religiones también, y si aceptásemos todos los dogmas y normas de todas las religiones probablemente no podríamos hacer nada. No, la ética social ha de ser una norma de consenso, lo más universal posible, porque es la única que tiene alguna oportunidad de ser acatada y respetada por todos.
Este primer punto acerca de la fundamentación de la ética es interesante. Es imposible adqurir ningún conocimiento acerca del bien y del mal, por tanto la única vía es el relativismo moral. Sin embargo, todo ello no impide que Akin considere como ética social buena la que surja fruto del consenso, pues es la "única que tiene alguna oportunidad de ser acatada y respetada por todos".
Primero, si no existe ninguna idea aproximada de bien y mal, no puede existir una idea de ética social buena. Cualquier ética social será buena o mala, y el hecho de que será la que tenga alguna oportunidad de ser acatada por todos no la convalida. ¿Quién dijo que el prerrequisito para una ética adecuada sea su aceptación voluntaria universal?
Bien y Mal... interesante concepto. Mi concepto de bien y mal es personal, basado en una ética cercana a la libertaria con algunos añadidos de muchas otras corrientes de pensamiento que he ido leyendo con el paso de los años.
Sin embargo es personal, no puedo comprender por qué mis propia conclusiones, que guian mis actos, pueden imponerse a nadie más.
Sin embargo el autor nos dice que existe algo llamado Bien y algo llamado Mal, y no sé por qué me da que al final será el Bien y el Mal cristiano. Como consecuencia me imagino que el estado que él propone sería una especie de estado liberal donde la moralidad vendría marcada por una teocracia... pero sigamos leyendo...
Segundo, Akin confunde, como luego veremos, la oportunidad de que sea acatada por todos con la obligación de que así sea. No estamos ante una cuestión utilitaria de la ética social óptima, es decir, Akin no defiende esta ética, como pretende hacernos creer, porque tenga más posibilidades de ser aceptada, sino que usa el criterio mayoritario para legitimar su imposición. Cualquier que se desvíe de esta ética estará actuando de manera incorrecta y deberá ser perseguido. ¿Pero no decíamos que la ética debía ser aceptada por todos?
Y tercero, caemos en una manifiesta contradicción cuando utilizamos la razón para deducir los mecanismos de una ética social óptima y, sin embargo, negamos que el uso de esa razón nos permita alcanzar intuiciones genéricas sobre la ética social. Intuiciones al margen completamente del consenso mayoritario. La ética nazi no quedaba convalidada por ser mayoritaria.
Otra vez 'nazi' ¿Cómo era aquella cosa que decía que el primero que diga 'nazi' pierde la discusión?
Y así, con estas manifiestas contradicciones, Akin da un paso más: Y ya tenemos una, incompleta, discutible en algunos puntos, pero la única que tenemos ahora mismo, se llama Declaración Universal de los Derechos Humanos, firmada hace más de 50 años y acatada por la inmensa mayoría de los países, y ésa es la única norma que debe valer a la hora de regir las leyes sociales, y de establecer cual es la ética que debemos aceptar como sociedad
Por tanto, Akin impone la Declaración Universal de Derechos Humanos como la norma ética aceptable. Vayamos, nuevamente, por pasos:
Primero, si dijimos que la mejor ética era aquella que tenía aguna oportunidad de ser acatada, ¿por qué establecemos ahora el imperativo de que así lo sea? En otras palabras, ¿por qué en un principio hacemos depender la bondad de un código ético en su aceptación universal y luego recurrimos a la fuerza para que sea efectivamente aceptada? Con la fuerza estatal, cualquier código ético resulta óptimo, pues cualquier será acatado si utilizas la suficiente fuerza y represión para ello.
Cierto, lo mejor por tanto es que no haya ninguna ética para no tener que imponerla a nadie. Precioso.
Segundo, ¿es qué la Declaración Universal de Derechos Humanos marca el inicio de la ética? Si ello es así, si antes de 1945 no existían derechos al no haber un código positivo universal, los nazis y los comunistas habrían actuado éticamente o, al menos, no se habrían opuesto a ningún derecho preexistente. Sus actuaciones serían, por tanto legítimas. Lo cierto es que el derecho positivo no puede ser fuente de los derechos, sino, en todo caso, ilustración, plasmación y reflejo. Negar lo contrario es delegar en la colectividad la definición de los derechos individuales. Pero, teniendo presente que una colectividad es sólo una suma de individuos, ¿cómo pueden unos elementos carentes de derechos dotarse a sí mismos de ellos? En realidad, esto sólo nos trasladaría dogmas y supercherías de entidad superior a las religiosas. Deberíamos considerar que el colectivo, cuando se reúne, adquiere una especial trascendencia y entidad. Un halo místico por el cual crean moralidad y derechos. La colectividad se convierte en Dios y esto sí es una fe completamente arbitraria y nociva, pues se convertiría en vinculante tanto para creyentes cuanto para no creyentes (en tanto que la fe religiosa es un sentimiento y una experiencia individual que acude voluntariamente al colectivo para canalizar de manera más efectiva la relación trascendente, pero nunca una vinculación universal para creyentes y NO creyentes)
Ufff, lo que me ha costado leer este párrafo y entenderlo (es que soy muy tonto como todos ustedes saben)
La colectividad no crea una ética que deba ser aceptada por todos. Por lo tanto la alternativa es que cada uno tenga su ética individual y que no se aplique ninguna como colectivo, o que la ética de una persona o una minoría de personas se imponga a la mayoría y marque la ética social. Aún no sé que nos va a proponer así que sigamos...
Tercero, el hecho de que Akin recurra a la mayoría para formalizar un código ético no le libra de tics autoritarios. Tengamos presente que Akin empieza su argumentación con un "Desde mi punto de vista" y termina estableciendo obligaciones por doquier. Si partimos desde un punto de vista individual ¿con qué legitimidad se dispone a utilizar la fuerza? Y es que tengamos presente que el recurso relativista a la mayoría para que dictamine la ética es sólo uno de los múltiples enfoques. Otros pueden apelar a la razón, a la evolución o incluso a la revelación. ¿O es que acaso las supuestas verdades reveladas tienen un valor inferior a las racionalizaciones de Akin? Si sostenemos que no existe verdad ética alcanzable a través de la razón, no podremos llegar a esta conclusión. La opinión de Akin, desde su propio punto de vista, es tan válida o inválida como cualquier otra y, por tanto, ¿cómo puede coherentemente sugerir coacciones?
Claro, debería haber empezado por 'Dios me ha indicado que', lo que daría más peso a mi reflexión. Expresar mi punto de vista establece mi autoritarismo, naturalmente...
Respecto a lo de usar la fuerza, con perdón pero, JAJAJAJAAAJAJA. Dios, no uso la fuerza ni con mis gatos que hacen lo que les da la gana. ¡Tiembla mundo, he escrito un post y a continuación me dispongo a invadir el mundo usando mi fuerza para imponerme!
Veamos, yo hablo de lograr un consenso (o nombrar el consenso que ya existe y ha sido firmado que es la Declaración Universal de los DDHH) y luego imponer ese consenso. ¿Hablar de eso es igual que hablar de imponer una ética encontrada a través de la razón (¿De la razón de quien?) de la evolución (¿De la evolución de cual?) o de la revelación (¿De la revelación de quien?) ?
Cualquier alternativa que veo a ese consenso es que alguien imponga una ética particular creyendo que su razón es la única o basándose en una revelación de un ser superior que él cree único. Francamente eso yo sí lo veo como una imposición. Es un 'yo tengo la verdad y he de imponerla' a lo bruto.
Pero luego el impositor y liberticida soy yo.
¿Significa eso que yo estoy en contra de una ética, por ejemplo, cristiana? Pues no. Si se llega al consenso de que esa es la mejor ética para la sociedad esa ética será la de consenso y por lo tanto la que se implantará. Sólo se necesita convencer a la gente de que esa es la mejor.
Lo que no admito es que se imponga contra la mayoría de la gente porque es una revelación divina. Porque precisamente eso es lo que hacen los talibanes, por poner un ejemplo, creerse que su verdad es la única posible e imponerla a los demás.
Y así, desde conclusiones particulares llegamos a prescripciones generales: Y del mismo modo que todo dogma religioso que vaya contra la ciencia debe ser discutido y rechazado, toda norma religiosa que ataque la D.U.D.H. debe ser discutida y rechazada. Nótese que, además, la ética da un salto cualitativo; parece lógico que toda norma que vaya en contra de el código ético, sea el que sea, deba ser rechazada. Pero es que el código ético de Akin, indirectamente, también incluye la prescripción de que todo "dogma" que vaya en contra de la "ciencia" debe ser rechazado (y teniendo en cuenta que el nivel de rechazo debe ser análogo al de las normas que vayan contra la ética, debemos entender que rechazado significa prohibido)
Buffff, que salto lógico tan brutal...
Estoy hablando todo el rato de una ética de mínimos, que ha de ser respetada por todos. Sobre esos mínimos cada cual debe aumentar lo que crea oportuno. Por ejemplo, si alguien cree a nivel particular que ha de llegar casto al matrimonio está en su derecho.
En lo que no está en su derecho es a exigir que todo el mundo haya de llegar virgen al matrimonio.
Dicho de otro modo, yo rechazo que se legisle que se ha de llegar virgen al matrimonio, pero allá cada cual si quiere asumirlo. O, por decirlo en otros términos, rechazo la castidad prematrimonial como ética social, pero ni mucho menos voy a prohibir que nadie llegue virgen al matrimonio. Faltaría más.
Ese es el salto lógico brutal del que se me acusa al decir que yo equiparo rechazar a prohibir.
Lo que sí prohibiría es que una asociación tuviese como fin la promoción del racismo, porque eso va contra los derechos fundamentales, y de hecho no soy yo sólo, los grupos pro-racistas son prohibidos en (creo) todo el occidente civilizado. Al parecer no soy el único que piensa de ese modo.
La ciencia se idolatra como fuente del conocimiento absoluta; cualquier opinión (metafísica o no, pues toda opinión finalmente científica procede de intuiciones metafísicas) contraria a la ciencia deberá ser aniquilada.
Falso como acabo de explicar, pero es divertido para poder acusarme, depués de todo ya me llamaron de todo antes, una acusación más no importa, por muy infundada que esté...
Se acabó el disentir y el buscar explicaciones alternativas. Reinstauramos la Inquisición pero, en lugar del dogma religoso como centro de la verdad, colocamos el conocimiento científico de un grupo de sabios como patrón de verdad. Descartes debería haber sido encerrado por oponerse al escepticiso, Menger debería haber sido despellejado por oponerse a la economía clásica y Einstein debería haber sido quemado por oponerse a la física newtoniana.
Joder que mala leche. ¿Te recuerdo que la inquisición fue un intento de imponer una ética revelada?
XDDDDDDDDDDDDDDDDD
Por cierto, la ciencia tiene métodos para actualizarse, por eso se superó a Newton con Einsten.
Pero queda bien también para acusarme. Aunque no tenga nada que ver con lo que yo he defendido, bah, soy de izquierdas, no importa lo que diga porque soy un Stalinista, así que aunque sea con mentiras merezco una condena.
Sólo hay un modo de conocer, poseer e interpretar la verdad. Más allá tenemos dogmas que deben ser rechazados. Tenemos, por fin, el ideal igualitarista de la izquierda. Todo se resume a un patrón ético y científico, ningún conocimiento puede, ni debe, alcanzarse más allá.
- Protesto señoría, el fiscal está poniendo palabras en mi boca que yo no he pronunicado.
- ¡¡Desestimado!!
Así, Akin empieza a sacar sus pertinentes implicaciones: La iglesia católica, como tantas otras, jamás debería hacer campaña contra los derechos de los homosexuales, o contra las campañas de salud pública que abogan por el uso del preservativo como método de prevención de infecciones que en muchos casos son crónicas y/o mortales. El riesgo de tratar de imponer sus normas a una sociedad es que esa sociedad rechace la legitimidad de esa asociación, como de hecho debería suceder ahora mismo, ya.
La previa confusión entre la moral de Akin y las normas que deben regir la sociedad le arrastra ahora a creer que campaña significa imposición de normas. Cierto es que la Iglesia en muchas ocasiones, en demasiadas, presiona para orientar las normas del Estado hacia sus posturas. Esto es un error y, como tal, criticable. Ahora bien, la crítica no significa censura. Yo estoy criticando a Akin y no propugno censurarle. De la misma manera, me parece que determinadas presiones de la jerarquía eclesial hacia el Estado deben ser condenadas intelectualmente.
Ah, te digo lo que a muchos otros que me han planteado esa misma objeción. Si crees que deberíamos legalizar mítines del KKK, o de Batasuna, o de partidos Nazis, entonces tienes razón. Si es legítimo defender posturas que van contra los derechos humanos y hacer campaña de ellas entonces tienes razón.
Yo no lo creo, y como yo no parece creerlo ningún país civilizado. No parece que mi postura sea tan absurda cuando está aceptada en toda Europa.
Pero respeto que tú si quieras legalizar KKK, o partidos nazis o a Batasuna. Si crees que la libertad llega hasta esos extremos pues me parece coherente.
Pero permíteme que yo no lo crea, y con el mismo argumento que pediría la ilegalización del Ku-Kux-Klan pida que se ilegalice la ICAR, por promover campañas de margiación de un colectivo, no racial en este caso, sino por orientación sexual.
Eso sí, sólo las campañas que la Iglesia implementa para orientar el imperium estatal hacia un punto concreto. La Iglesia tiene su perfecto derecho a realizar campañas contra el uso del preservativo o contra la eutanasia. De la misma manera que Akin fundamenta su ética en "Desde mi punto de vista", la Iglesia lo hace en la revelación y la tradición.
Ah, el KKK también lo hace, después de todo, el esclavismo ha sido tradicional en la inmensa mayoría de la historia de la humanidad, en el antiguo testamento se recoge alguna defensa incluso (siempre que sea de esclavos de otros países creo recordar)
Y en la inmensa mayoría de los países hace un par de siglos (ahí me tiro al río ya que no puedo sostener mi afirmación con datos) se ha aceptado la tortura, por lo tanto es legítimo defender la tortura.
No, si por tradición y revelación es, se puede sostener cualquier cosa.
Por eso, uno sólo puede sorprenderse y preocuparse de semejantes aseveraciones: Esa intromisión en el derecho de los demás la convierte en una organización denunciable y combatible y en último punto ilegalizable.
Y aquí ya nos metemos en un problema muy serio. Akin se cuida en matizar que, como ya hemos señalado, no hay problema en que la Iglesia defienda su fe sin imponerla. Él sólo critica que la Iglesia intente influir en las normas sociales. Acto seguido, también niega el carácter religioso, como hemos afirmado, de la Declaración Universal de Derechos Humanos. ¿Razón? Los derechos humanos pueden y deben ser discutidos, y si finalmente hay consenso para cambiarlos pues se cambian que no pasa nada. Pero mientras no se haga todo eso deben tener rango de ley y ser acatados, guste o no, porque es lo único que tenemos. Me parece muy bien que se pretenda discutir si los homosexuales deben tener los beneficios fiscales y sociales de un matrimonio, creemos un debate mundial para discutirlo, pero mientras no haya ese consenso toda campaña concreta que quiera limitar sus derechos debe ser prohibida, toda ley discriminatoria denunciable, y toda organización que vaya contra ellos ilegalizada.
Y aquí entramos, nuevamente, en una profunda contradicción. La Declaración Universal de Derechos Humanos sí tiene un carácter religioso porque parte de la concepción de que la mayoría crea la ética y que sin mayoría no hay ética. Por tanto, la mayoría se convierte en un corpus trascendente distinto a los individuos sin derechos previos. Esto es fe, pura fe. Si los individuos tienes derechos previos, éstos no pueden ser limitados por las mayorías, y si no los tienen, ¿con qué título se reúne los individuos sin derechos para dotarse de ellos? Estaríamos ante un mero acuerdo de voluntades que, en ningún caso, someterían al díscolo. Si lo hiciera, estaríamos otorgando a la mayoría un valor distinto al de sus partes componentes. Y esto es fe.
Oh, vale, la democracia es una religión, y por lo tanto debe estar al mismo nivel que cualquier otra teocracia.
XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
Dios que peripecia verbal has usado para llevar el consenso social sobre leyes a 'otorgar a la mayoría un valor distinto al de sus partes componentes' y llamar a eso fe.
Acojonante.
Pero, además, las contradicciones suman y siguen. Akin primero llega a proponer la ilegalización de toda asociación que intente influir en las normas sociales en un sentido distinto al que tienen. Y luego se niega el carácter religioso de la declaración aduciendo que puede ser modificada a través de la discusión y el consenso, es decir, se puede intentar influir en las normas. ¿Pero no habíamos dicho que toda voluntad de influir en las normas legales debe ser rechazada y condenada? ¿O es que acaso la única asociación que NO puede influir y modificar la Declaración Universal es la Iglesia católica? O mejor dicho, ¿no será que la izquierda ya tiene una idea preconcebida de estos derechos y sólo concede la discusión y su posibilidad de cambio como una ilusión ficticia que adormezca a los disidentes? Nuevamente, pregunto, ¿cómo va la Iglesia católica a influir en la Declaración Universal si se la pretende ilegalizar en caso de que lo haga?
Ah, bien, reconozco mi contradicción ahí.
Ahora bien, la iglesia no intenta cambiar la opinión de la gente de a pie para que ésta pida a sus representantes que cambien una ley. Hasta ahí (y rectifico palabras anterioremente expresadas, ya que estoy de acuerdo que he caído en contradicciones) sería razonable.
La igleisia intenta influir directamente en los representantes para que cambien el voto con el que accedieron al poder. La iglesia amenaza a los representantes cristianos para que voten en un sentido. Y no porque sus representados así lo deseen sino porque va contra su propia verdad revelada.
Por hacer un paralelismo, no intentan que la mayoría de los vascos vote una independencia, usan métodos cohercitivos para cambiar el sentido del voto de los representantes. Eso a mí me parece sumamente inmoral. Y más cuando el objetivo es la marginación de un grupo social (los homosexuales)
Y aún no sé por qué un liberal se opone al matrimonio homosexual, no lo entiendo, pero bueno...
Pongamos un ejemplo. Supongamos, para no salir del reduccionismo de Akin, que la Iglesia quiere prohibir la producción de preservativos. Akin sostiene que La iglesia católica, como tantas otras, jamás debería hacer campaña contra los derechos de los homosexuales, o contra las campañas de salud pública que abogan por el uso del preservativo como método de prevención de infecciones, pero que los Derechos Humanos no son fe porque los derechos humanos pueden y deben ser discutidos, y si finalmente hay consenso para cambiarlos pues se cambian que no pasa nada. ¿Cómo podría promover la Iglesia Católica la inclusión en los Derechos Humanos de la prohibición del preservativo si se le impide hacer campaña?
¿Ah, como se puede prohibir al KKK hacer una campaña pro-leyes racistas? ¿Por qué prohibir los partidos nazis?
La implicación de todo esto es obvia: Cuando se salgan de lo privado a lo público, cuando comiencen los intentos de expansión/imposición de sus ideas… ahí habrá pelea y yo estaré siempre en el otro bando. Es decir, cuando se intente utilizar la persuasión para cambiar las normas, la Iglesia deberá ser reprimida. ¿Pero no decíamos que los Derechos Humanos podían cambiar por consenso? ¿Por consenso de quién?, cabría preguntar.
¿Por esa regla de tres, por qué se critica que yo haga campaña pro-ilegalización de la iglesia? ¿No se puede defender cualquier cosa? ¿Por qué no permitir que Batasuna de mítines?
Y el ejemplo más claro de represión lo tenemos ante esta nueva campaña: Ilegalización de la Iglesia Católica.
Ufff, sí, el que la iglesia católica pretenda la marginación de un colectivo... no, eso no es represión. La ICAR puede pretender que el matrimonio homosexual sea ilegal, eso es razonable porque su verdad es revelada y tiene tradición. Pero si yo pretendo la ilegalización de la ICAR por atacar derechos fundamentales de la Carta de DDHH, entonces yo soy el represivo.
Ya el primer párrafo es significativo de la fatal arrogancia de la izquierda: Si hace un par de días exponía aquí mi opinión sobre los límites éticos de la religión, y hace un momento he puesto un comunicado de la Conferencia Episcopal donde de un modo absolutamente claro se supera uno de los límites que yo establecía, mi coherencia me indica que debo solicitar la ilegalización de la Iglesia Católica. Su opinión le lleva a solicitar el uso de la fuerza contra la Iglesia. Es decir, Akin justifica el uso de la violencia apelando a él mismo. Lo legítimo es aquello que su opinión establece que así lo es. Si esto no es fe, que baje Dios y lo vea.
Tras recordar algunos derechos positivos incluidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, concluye: Así pues. Reitero la petición: La Iglesia Católica debe ser ilegalizada por realizar campañas contra los derechos humanos.
Nuevamente, se pone de manifiesto que la Declaración Universal de Derechos Humanos son un credo religioso inmutable o, al menos, inmutable si la mutación la promueve la Iglesia. Y es que, siendo coherentes, semejante declaración quedará petrificada, como las Tablas de la Ley, para la eternidad. Cualquier campaña en contra de los derechos humanos supondrá de inmediato la ilegalización. Y, por tanto, en coherencia, espero que Akin también solicite la ilegalización de los partidos políticos (como el PSOE o IU que quieren promover una Ley que limita la libertad de expresión) que atenten contra los derechos humanos. Pero, aún así, no olvidemos el punto de partida: la opinión de Akin de que ello debe ser así.
Claro, debería haber partido de que esa no es mi opinión, sino que es una verdad que Papá Pitufo me ha revelado. Eso haría mi post más razonable.
Recordemos, simplemente, antes de finalizar, uno de los enfoques liberales mayoritarios. Los seres humanos se dirigen todos hacia el fin evidente de conseguir sus fines. Todos, de algún modo, intentan hacerlo. Incluso el suicida, cuando pretende matarse, utiliza medios para alcanzar su fin. También los políticos, cuando intentan instrumentar la sociedad, persiguen sus fines de poder. Sin embargo, esta búsqueda universal de fines tiene una lógica limitación: ningún individuo puede impedir a otro perseguir sus fines. En ese sentido, los seres humanos hemos sido dotados del mecanismo de la razón para ser capaces de intuir y aprehender cuáles son las limitaciones concretas que brotan de esa limitación fundamental: la vida, la libertad y la propiedad. Sin derecho a la vida nadie puede perseguir sus fines, ni siquiera el suicidio. Sin libertad no podemos elegir qué fines deseamos. Y sin propiedad no tenemos al alcance los medios que precisamos para nuestros fines. Así mismo, esa vida, libertad y propiedad deben ser defendidos sin limitar el derecho de ningún otro. Yo no puedo ser libre de extorsionar a otra persona ni puedo utilizar la propiedad (medios) ajena, pues ambos han sido libres y han tenido propiedades originariamente sin perjudicar los fines ajenos.
Y todo ello incluye, obviamente, para tranquilidad de Akin, que los homosexuales puedan casarse o que las personas libremente puedan decidir emplear preservativos. Ahora bien, el matrimonio, del tipo que sea, debe producirse fuera del Estado, sin la sanción oficial, y sin los beneficios legales y económicos, de éste. Siendo todo ello así, se debe criticar a la Iglesia cuando pretenda imponer su fe, pero nunca cuando condene moralmente algunas acciones.
Ah, entonces el matrimonio debe existir, pero no sus beneficios fiscales. Acabáramos, para eso no hacía falta tanto post hombre.
Sin embargo, y volviendo al principio, fijémonos que la Tabla de la Ley de los Derechos Humanos pretende que todo el mundo tenga los mismos valores y las mismas opiniones. La discrepancia de ellas supone su eliminación. Retornamos a la identidad izquierdista. La diversidad molesta. El liberalismo, en cambio, sólo establece el límite de la no imposición ya que, los fines que pretendan obtenerse mediante la imposición, son igualmente alcanzables con el acuerdo voluntario (salvo, obviamente, cuando el fin sea la vulneración de los derechos per se). Sin embargo, semejante código ético no somete a quien lo desprecie, sólo a quien lo incumpla. No pretende dominar al alma, sino sólo las acciones que lo vulneren. Es más, cabe su aparente vulneración a través del acuerdo inter partes.
Cuando dices 'liberalismo' entiendo que dices anarcocapitalismo. Pues incluso un estado que ya sólo incluya el sistema judicial implica también un sistema recaudatorio con qué pagarlo y arrebatar libertades a los individuos.
Vale, el anarcocapitalismo es la sociedad (casi se me cuela estado) perfecta.
Yo no estoy de acuerdo, pero bueno, yo soy un liberticida (como lo es toda persona no anarco-capitalista)
El liberalismo desemboca en diversidad, en acuerdos voluntarios, en libertad. Personas distintas, fines distintos, proyectos vitales distintos. La izquierda sólo busca la identidad más absoluta; la verdad ha sido revelada y sólo cabe someterse a ella a través del uso deliberado de la fuerza. Quien no lo haga debe ser, en consencuencia, eliminado... o ilegalizado.
Lo dicho, se lo recordaré a los países nórdicos, que todavía no saben que han sido falsos socialdemócratas pues tenían que haber hecho la revolución.
Una última apostilla, para que quede claro, YO SOY EL ÚNICO DUEÑO DE MIS PALABRAS (no debería ser difícil de entender eso) así que cuando me cites para criticarme haz el favor de criticarme a mí, no a la izquierda. En todo este post no he hablado en nombre de nadie más que de mi mismo, no he citado a la izquierda en ningún momento ni a ninguna corriente ideológica, así que critícame a mí y no a la izquierda, nadie que no lo diga explícitamente está firmando mis palabras salvo yo, si coinciden con lo que piensan otros o no está por ver.
Pero por ahora, deja de decir 'la izquierda esto' o 'la izquierda aquello' por algo que sólo yo he dicho.
P.D. Al comentarista que me llama rojo peligroso, sólo decirle XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
P.P.D. Al que me llama ignorante filosófico bestial le digo que tiene razón. Gracias.
P.P.P.D. Al que dice que los DDHH son leyes y no moral, pues sí, díselo al autor que me ha replicado, porque no creo haber dicho yo lo contrario en mi post. Si lo he hecho me rectifico.
P.P.P.P.D. Y a eaco, sí, las fechas de los comentarios son de hoy, porque los anteriores comentarios se perdieron en una caída del servidor de Blogalia, pero el post tiene la fecha correcta.
Nota, voluntariamente no pongo el enlace al artículo al que replico, sin embargo no he cortado ninguna parte de dicho artículo, cuyo autor es Juan Ramón Rallo Julian.