Un concierto de Milladoiro es bueno cuando sales empapado de sudor, y con sonrisa de bobo porque suelen hacer un segundo bis muy tarde, cuando ya casi se ha vaciado de gente, donde suelen improvisar mucho y tocar música muy intimista (en el primer bis te dejan agotado de saltar y bailar) Son ciertamente mi grupo de folk favorito de entre los no-vocales.
Ay, pero ayer fue diferente, para empezar fue en A Coruña, ciudad donde su propia gente me confirma que el público es frío. Para continuar a los organizadores no se les ocurre mejor cosa que llenar el frente del escenario de sillas. Supongo que las señoras pijas estarían muy contentas de ver un concierto sentaditas y cómodas, de hecho supongo que les dará igual qué concierto en realidad (lo mismo pueden ver a Milladoiro que a Bisbal, lo importante no es la música sino el acto social) pero la gente que saltamos nos solemos poner en esa zona. Con el frontal ocuapdo los demás, los que disfrutamos los conciertos, nos encontramos a 30 metros del escenario rodeados de parejas de edad e incluso madres con las niñas. No hay ambiente, nadie baila, nadie salta...
Si quieres cargarte un concierto de Milladoiro, pon sillas en frente al escenario.
Y para terminar de cagarla, nada más acabar el primer bis empezaron a soltar cohetes y otros fuegos de artificio, así que no pudo salir el grupo como a menudo hace a hacer ese segundo bis improvisado e intimista.
Y eso fue lo que pasó, disfruté el concierto desde un punto de vista puramente musical, pero me faltó sudar y me faltó ese regalo final que suelen hacernos.
A ver si antes de que termine el verano puedo ir a otro concierto de Milladoiro para resarcirme.