Sí, así en genérico. La gente no analiza las cosas, se mueve cada vez más por impulsos, necesitamos estímulos cada vez más cortos porque si no pierden nuestra atención. Los spots publicitarios son flases, los vídeos musicales cada vez tienen menos coreografías y más bailes de dos segundos, las películas cambian de cámara y plano cada instante.
Todo es más rápido, más veloz, y más superficial.
La política y los políticos se adaptan más y más a eso: Rajoy ya no promete un plan de inmigración, cita cuatro cosas y fuera. Ya no promete un plan en sanidad, promete dentistas gratis. Ya no promete un plan de seguridad, promete 30.000 policías.
Zapatero es casi lo mismo. Seis meses después de que mi madre solicitase una pensión por la ley de dependencia, sigue esperando una respuesta que llegará tarde: mi padre ya se ha muerto. La ley salió precipitadamente, o quizás sin fondos. No importa, lo relevante es que salió para no ser cumplida. Como varias otras leyes, buenas por otro lado, sociales que tampoco han terminado de desarrollarse. Sus promesas de campaña están por venir, veremos si parecen serias o bien cañonazos de humo como las de Rajoy (muy sonadas, pero sin nada detrás).
Mirando al exterior, el panorama no parece mucho mejor: Sarcozy parece moverse por impulsos, por golpes de efecto que atraen mucho la atención de los medios pero muy poco trabajo sólido detrás. Sarcozy está siendo imitado por muchos.
En EEUU la cosa es más de lo mismo: eslóganes, ideas, pero ningún programa electoral serio y sólido detrás (al menos que yo haya podido encontrar). Discursos sobre cambio, unión, mejoras sociales sin especificar...
Si me apuran un poco, incluso me parece ver eso a nivel de empresa: proyectos ultra-baratos con cosas llamativas, pero muy poco soporte detrás. Programas informáticos que son más fachada que otra cosa.
Todo se ha hecho luminoso y banal.
O eso, o me convierto en un viejo cascarrabias.