El sábado gané otro torneo para noveles (arqueros con menos de un año de experiencia), y gané además batiendo por bastante mi propio récord en cuanto a puntuación, 221 puntos en 60 flechas (era una competición de arco tradicional con el reglamento de sala), muy por encima de lo que estaba haciendo en entrenamientos: una combinación de concentración (a veces consigo un nivel alto en este aspecto, que es un porcentaje muy alto del éxito en este deporte), bastante suerte (otras veces en condiciones parecidas las flechas no me van como debieran), y un dopping psicológico que traía de un rato antes (ilusiones que uno tiene y que parecían confirmarse, en otros aspectos de mi vida). La celebración posterior fue uno de esos momentos que quedarán largo tiempo en mi memoria.
Hoy ha habido un torneo con reglamento de campo, pero ya no tenía ni la concentración ni el dopping, y lo que sí tenía era un fuerte cansancio (demasiadas horas de trabajo y entrenamiento durante varios días, y muchas menos horas de sueño de las que necesito, unidas a enfrentarse a un segundo torneo menos de doce horas después de haber finalizado el anterior. El resultado fue mucho más cercano a lo que hago habitualmente: 197 puntos (creo) en 72 flechas (reglamento de campo, también tradicional). Hoy competía ya contra los "mayores" (en el sentido de no-noveles) y por supuesto quedé muy lejos de la cabeza. Pasar el corte del campeonato gallego (próximo fin de semana) parace bastante lejano (ayer lo daba por muy probable), pero no es importante, estoy muy lejos de poder competir a esos niveles.
Después del torneo de hoy, churrascada del club, y un ambiente fantástico (espero no tener mañana agujetas de tanto reír) hasta que el cansancio acumulado hizo mella. Han pasado más cosas pero no son como para contar por aquí, que han llevado mis biorritmos de aquí para allá en estas últimas horas. He podido ver, durante un rato, como me perciben los demás, que seguramente esté más cerca de describir lo que soy que no lo que yo mismo pienso de mí. Y hay cosas de ese reflejo que me gustan, y cosas que no ¿Será verdad que soy demasiado competitivo? ¿Será verdad que no sé digerir la victoria? ¿Será verdad que tengo muchas cosas de ese especimen que odio y que es el macho dominante?. También, con el bajón, me he vuelto a sentir como observador y no partícipe de lo que me rodea, situación en la que me encuentro a veces y que resulta desgradable por la soledad que conlleva, como dice una amiga: pongo el modo autista y veo a la gente que me rodea como extraños. Curiosamente en el día donde menos solo debería sentirme.
Por varias razones hoy he cerrado un pequeño ciclo de mi vida y empieza otro. Sentimientos de nostalgia por lo que queda atrás e ilusión por lo que viene ahora, mezcladas con un sentimiento de voluntad de conservar lo que tengo sin perder demasiado y miedo por los retos que se me presentan. Sé que algunos se alejarán de mí sin que pueda evitarlo -no voy a tener tiempo para evitarlo, y evitarlo requiere tiempo- y otros entran en mi vida sin que pueda saber de antemano qué representarán para mí o qué requerirán de mí, o qué representaré para ellos o qué quiero yo de ellos.
Necesito dormir, y tomar perspectiva. Demasiadas cosas en demasiado poco tiempo. Espero que tras muchas horas de sueño las sensaciones sean diferentes y la ilusión prevalezca sobre el miedo al cambio. Me consuelo con un viejo mantra que me repito a veces: lo que tenga que venir vendrá, y lo iré afrontando como buenamente pueda porque, en realidad, muchas de esas cosas que van a suceder escapan a mi control.
Sólo espero que con tanto cambio en mi vida el proceso no deje heridos (yo incluído, aunque menos importante). Es lo más importante de todo esto.