En cierto modo al menos.
Hoy recordé que en mis dos últimos años de colegio, fui representante de alumnos en el consejo escolar. No era más que un criajo (tenía 12 años en séptimo, 13 en octavo) pero fueron años claves. Estamos hablando de los años 84 y 85, la transición aún estaba allí, en proceso. Mi colegio era un colegio público controlado por profesores de la vieja escuela, franquistas muchos de ellos, que recurrían frecuentemente a la violencia como método de castigo.
Mi profesora de francés lo era porque tenía una madre a la que cuidar, de no tener carga familiar se habría hecho monja de clausura, que era su verdadera vocación, tal era su fervor religioso. En mi colegio había misas y actos con todos los alumnos para conmemorar hechos religiosos. Sí, era un colegio público en plena (es un decir) democracia.
Yo me pasé un año yendo aterrado al colegio por las hostias que daba mi profesora de ese año, de aquel año me quedó grabado un pensamiento que tuve una mañana y en el que me preguntaba como sería lo de ir al colegio contento y sin miedo. No era mala gente, pero era violenta y creía en lo de "la letra con sangre entra" y yo tenía una pésima "hortografía", así que con cada falta en una redacción me caía un hostiazo. Otra, de otro año, me hizo un corte en la cabeza, tenía un bolígrafo en la mano cuando me dio una hostia y me hizo un pequeño corte. No armé ningún jaleo con eso, ni siquiera era consciente de que la podría haber metido en un lío, aquel golpe no dolió más que muchos otros que me daba sin bolígrafo en la mano. Yo debía tener... 7 años, creo. Me dijo que no lo contase, y yo no vi motivos para hacerlo. Tampoco habría servido de nada, en casa la violencia de mis profesores no era un tema que escandalizase a mis padres.
Aquellas maestras violentas ni siquiera eran las peores, había un profesor que tenía una campanilla de esas de bronce, pequeña, que usaba para pedir silencio. En clase de mi hermano aquella campanilla fue arrojada contra un alumno. Por suerte no le dio, pero en otra ocasión su dueño pegó una leche a un niño estando en las escaleras, con el mal resultado de mandarlo escaleras abajo y visita al hospital (por suerte no le rompió nada). Se montó un buen lío, y yo fui consciente por primera vez de que en mi colegio había una lucha entre profesores progresistas y profesores franquistas, como el agresor era del bando reaccionario, los suyos intentaron protegerlo. Vino la inspección educativa y todo, y como yo era representante de los alumnos, me llamó a su despacho. El inspector era el más franquista de todos, en aquel despacho, a solas, lo que me hizo fue un montón de preguntas de geografía e historia. El profesor fue trasladado de centro, sin más, como hace la iglesia con los curas pederastas: en vez de expulsarlos lo mandamos a otro lado donde pueda seguir haciendo daño un tiempo hasta que las cosas vuelvan a salir a la luz. ¿Para qué fui llamado al despacho? Nunca lo supe, pero en perspectiva, supongo que puro paripé, en su informe diría que el representante de los alumnos dijo tal o cual cosa.
Yo era un crío sin ideología, no se hablaba de política ni de religión en casa, y yo ni me había planteado esas cosas. Pero a raíz de aquello me interesé algo más. Tenía un par de profesores progres, de los de verdad, habían llegado al colegio un año antes y sirvieron para igualar un poco las fuerzas. De hecho consiguieron que la dirección del colegio fuese una dirección constituida por profesores progresistas. Yo solía votar a favor de sus propuestas. Me gustaría decir que mi voto fue decisivo alguna vez, pero no recuerdo ni votos ni motivos ni nada. Sí sé que algún profesor de la rama franquista me dijo alguna vez que los alumnos estábamos siendo manipulados y que yo me estaba dejando manipular. Entendía el significado de "manipular" pero me parecía absurdo. Jamás un profesor de los progres me dijo nada sobre qué debía o no debía votar. Creo que de los otros tampoco, salvo esas acusaciones de estar siendo manipulados.
Lo que sí sucedió fue que en aquellas conversaciones me enteré de que tenía profesores ateos. Ni siquiera sabía que era el ateísmo, toda mi vida había estado inmerso por completo en la religión (escuela, casa, catequesis) y para mí era algo real presente en todos lados. La existencia del ateísmo, en forma de profesores ateos en mi mismo colegio, fue algo... sorprendente. Uno de aquellos profesores me dejó un libro titulado "Cosmos" de Carl Sagan, que resultó ser otro ateo. Yo no me enteré de mucho, no sabía lo que era un ión por ejemplo. Pero el conjunto del libro me resultó fascinante. Salí de aquel colegio (al que íbamos solo niños del rural) de retrógrados profesores violentos y religiosos siendo ateo y adorando la ciencia, una evolución que se dio en el último año por haber tenido la suerte de poder ver dos ejemplos de eso en mi entorno. Muchos otros niños de ese colegio no corrieron la misma suerte. Como la inmensa mayoría de los niños de aquel colegio no continuaban estudiando, muchas generaciones anteriores a la mía sufrieron ese tipo de educación como la única que conocieron (la Galicia rural vota masivamente al PP ¿tendrá algo que ver?)
Eso sí, en 7º, mi profesora de ciencias naturales me puso una nota media final de notable. Mi profesor de gallego me dedicó una sonrisa cómplice cuando vio el boletín de notas: tenía sobresalientes en las tres primeras evaluaciones, y mi último examen había sido bueno. Ni en broma había bajado la nota media a notable. Fue una pequeña venganza por parte de aquella profesora, muy miserable por cierto (que triste vengarse de ese modo contra un crío de 12 años por ser afín al otro bando). Yo era uno de los tres o cuatro mejores alumnos de mi curso, y seguramente del colegio (sí, por aquel entonces era muy listo y un poco hiperactivo que no paraba en clase, ni callado ni quieto)
Aquel notable es mi herida de guerra durante la transición de mi colegio de franquista a colegio público de la democracia. Tenía todo esto medio olvidado pero Morfeo es caprichoso y me lo ha traído de nuevo.