Ahora estoy conociendo de nuevo esa gracia que tiene esperar un nuevo episodio de una serie semanal, y ello gracias a "CSI", una serie sobre investigación policial científica donde, entre algún gazapo, se invetiga de manera científica y escéptica. Una de sus virtudes, y es la que mas me ha gustado por ahora, es que los malos no son desalmados pecadores, sino gente normal que por circustancias comete crímenes, algunos incluso cuasi-justificables, o que al menos nos lo hacen ver de modo que aceptemos que nosotros mismos en similares circunstancias podríamos obrar de igual modo.
Tiene muchos defectos, el peor de ellos es que es demasiado previsible, los personajes no acaban de entusiasmarme, y el jefe que creía un esceptico se ha declarado creyente, pero en medio de tanta basura televisiva es un soplo de aire fresco, algo que merece que yo dedique una noche fija a la semana a ver la tele (y esta entrada en mi bitácora), y eso ya es de agradecer.